Cuántas muertes, peleas, lesiones, ingreso a cárceles, situaciones dolorosas, pérdidas afectivas, perjuicios, daños, detrimento patrimonial, se hubiesen evitado si se pensara, antes de actuar. Sxxi.net Psychology, le brinda las pautas.
¿Qué es la impulsividad?
En términos psicológicos se define como una predisposición a actuar de manera rápida, desproporcionada, inesperada, irreflexiva, sin prever las consecuencias de los actos, generalmente en circunstancias que denotan una alta carga emocional o que puedan ser advertidos como amenazantes.
El origen
La historia familiar está relacionada estrechamente con el ejercicio de la impulsividad, porque madres y padres impulsivos enseñan con su comportamiento esta manera equivocada de reaccionar ante distintas situaciones que la vida plantea.
Todas las actuaciones impulsivas ¿son inadecuadas?
No, en algunos momentos son oportunas porque se debe actuar con celeridad, lo importante es saber distinguir cuando son realmente apropiadas, sin convertirlas en actuaciones recurrentes.
Importancia de controlar la impulsividad
Usualmente poner freno a la impulsividad no es fácil, especialmente si se ha adquirido el hábito de actuar así. Sin embargo, cuando se logra controlar las emociones, se impide un desenlace conflictivo, doloroso o fatal, ¿cómo lograrlo?
Pautas
1-Identifique las causas
El conocimiento que tenemos sobre nosotros y nuestras reacciones es el insumo principal para determinar qué nos causa impulsividad, cómo nos hemos sentido, cómo hemos actuado, y las consecuencias de esos actos. Reflexionar sobre lo acontecido nos permitirá predecir a partir de la experiencia, construir otros modelos de actuación más asertivos y ponerlos en práctica.
2-Endulce la palabra
En una situación de exaltación, la mente se llena de palabras fuertes, hirientes, amenazantes, y si enfrentamos a expertos en provocación, intentarán, por todos los medios, desestabilizarnos, cosa que no debemos permitir. Lo ideal, es hacer un alto antes de hablar, respirar profundo, y exponer razones expresadas de manera amable y calmada, solicitando a nuestro interlocutor evitar la burla. Sin duda, esto será mejor que responder igual que el provocador(a).
3-Una buena salida
Puede ser evitar el enfrentamiento verbal en ese momento y aplazarlo para cuando los ánimos estén menos caldeados. Recordemos que las palabras tienen un peso, un valor y constituirse en un punto de encuentro afectuoso o en un arma letal, porque cuando estamos enojados podemos decir cosas que no sentimos o no queremos, movidos por el resentimiento, llegando a un punto de no retorno.
4-La impulsividad y el internet
Ahora bien, como la tecnología permite escribir a través de una amplia gama de redes sociales, se recomienda tomarse un tiempo antes de hacerlo, acabar con el afán de replicar de inmediato, para no tener que lidiar con el fantasma feroz del arrepentimiento. Seguro que después de unos días, la perspectiva de las cosas habrá cambiado y no se le dará al hecho tanta importancia.
5-La actividad física ayuda
Máxime en este tiempo tan complejo, en el que la pandemia nos ha puesto a prueba en todos los frentes, vale la pena canalizar la energía y gestionar la impulsividad a través del ejercicio físico, la relajación y la meditación, que contribuyen a que gocemos de estados psicológicos y físicos placenteros.
Finalmente, invitamos a nuestros lectores(as) a poner en práctica el autocontrol de la impulsividad, por su bienestar físico y psicológico y el de las personas con quienes comparte.
“Tu cerebro será tu sirviente en lugar de tu amo. Lo gobernarás en lugar de permitir que te gobierne a ti para ejercer autocontrol”. Charles Popplestone.
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