No somos rivales, somos aliadas. La conquista de la hermandad femenina

Sxxi.net, trabaja por el cumplimiento de los derechos de la mujer Foto: khirulislam898

Sxxi.net. Es la propuesta de un movimiento femenino denominada sororidad que ve en esta alianza una manera de luchar en contra de la inequidad y la injusticia social que ha padecido la mujer a lo largo de la historia.

Pero el término ha sido susceptible a otras interpretaciones que han aportado a la construcción y comprensión de la propuesta señalando que la práctica de la sororidad podría inducir a las mujeres a convertirse en una mayoría que negarían la libertad y la libre expresión de otras mujeres, controlándolas para que no hagan oposición. También argumentan que no se trata de dar un apoyo ciego, sino entender que somos parte de un sistema que en alianza se debe enfrentar.

Un poco de historia

Al parecer el primero que habló de sororidad fue Miguel de Unamuno en su libro La Tía (1921), en donde el autor, haciendo alusión al personaje Antígona plantea: “¿Fraternal? No.  Habría que inventar otra palabra que no hay en el castellano.  Fraternal y fraternidad vienen de hermano, y Antígona era soror: hermana. Convendría acaso hablar de sororidad y de sororal, de hermandad femenina”. 

En Francia, cuna del feminismo, se acuñó la categoría sororité; en Estados Unidos en la denominada segunda ola feminista, años 60 a 80, acogieron la palabra sisterhood, para denotar la solidaridad entre mujeres. Por su parte, en América Latina, el término lo introdujo Marcela Legarde, activista e investigadora feminista de origen mexicano.

«La sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y el empoderamiento vital de cada mujer», señaló Legarde.

Y añadió: «En la falsa creencia en la natural solidaridad femenina, ha sido evidente que las relaciones entre mujeres son complejas y están atravesadas por dificultades derivadas de poderes distintos, jerarquías y supremacismo, competencia y rivalidad». 

Por tanto, el ejercicio de la sororidad exigiría:

  • Construir confianza buscando apoyar y apoyándose entre mujeres compartiendo experiencias.
  • Hacer propias las experiencias de otras mujeres, así no se hayan vivido, en un acto empático al ponerse en lugar de las otras, respaldando sus causas.
  • Combatir conjuntamente la violencia y la discriminación.
  • Establecer acuerdos, alianzas entre mujeres sin importar la cultura o la condición social para dar trámite a situaciones comunes que las afecten.
  • Superar la rivalidad que existe entre mujeres, construyendo un vínculo femenino sincero.
  • Constituir agendas de trabajo conjunto para superar obstáculos.
  • Desarrollar sensibilidad hacia el sufrimiento femenino.
  • Crear redes de seguridad y protección.
  • Trabajar por la sanación de heridas causadas por la violencia.
  • Compartir recursos, información y oportunidades.

Conseguir el objetivo de construir sororidad es una tarea ardua que convoca a las mujeres a tejer solidaridades desde la convicción de la necesidad del cambio y de entender que la unión es la fortaleza que se requiere para que a través del esfuerzo colectivo y democrático, obtengan sus reinvindicaciones e incidan en la consecución real de la justicia social y la equidad por la que luchan desde distintas orillas, ojalá en tono de hermandad.

“No les deseo (a las mujeres) que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas.” Mary Wollstonecraft –Filósofa y escritora inglesa (1759-1797) …

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