Salte la historia y elija su mentalidad

¿Piensa a menudo en lo adverso?, ¿en cosas desagradables?, ¿en amenazas ya sean reales o irreales?, ¿en hechos catastróficos? Sxxi.net Psychology le explica la razón y le enseña a combatir esta práctica que le afecta a usted y a quienes lo rodean. Foto: Sammy-sander

Si buscamos un responsable de tal actuación podríamos hallarlo en el proceso de evolución del cerebro, que a lo largo de la historia de la especie ha favorecido que este se programe para centrarse más y recordar mejor los hechos negativos y amenazas con un objetivo fundamental: la supervivencia.

¿Cómo así que la evolución?

Si, ante las circunstancias de la vida, la evolución neurológica desarrollada en el cerebro, casi automáticamente nos instala en hechos desagradables, en situaciones traumáticas y experiencias negativas que nos hayan ocurrido, o que vemos que les suceden a otros. 

Ese es el motivo por el que a veces nos cuesta sobreponernos a ellas y darles la vuelta para construir una mirada positiva, poner a andar fórmulas de éxito, conseguir la felicidad, o vivir en el aquí y el ahora con mayor tranquilidad.  Es que finalmente, estamos luchando contra años de historia de la especie, de batallas que el ser humano ha librado contra la adversidad.

En tal sentido, en el devenir de la especie, la negatividad fundada en sus raíces neurológicas se convirtió en una necesidad para prevenir sucesos que atentaran contra los seres humanos, encauzando el radar hacia las amenazas y peligros del entorno, momento coyuntural en el que prestar atención al miedo y la ejecución de una reacción rápida garantizaba, y aun garantiza la supervivencia.

Función recordatoria y educativa de la negatividad 

La mayor actividad eléctrica del cerebro ante experiencias negativas tiene un alto impacto en la memoria haciendo que recordemos, que estemos atentos a los riesgos y actuemos para sobrevivir; adicionalmente, las malas experiencias tienen un fuerte componente educativo, pues al parecer, aprendemos más de ellas que de las buenas.  Así las cosas, ante vivencias dolorosas aprendidas reaccionamos con evitación y, la enseñanza adquirida nos sirve para actuar en consecuencia con la instrucción dejada por la experiencia negativa, saliendo mejor librados y adaptándonos a las circunstancias.

El curso de la negatividad

Pero este proceso evolutivo, que al principio de los tiempos era más un instinto, ahora se ha convertido en un sesgo de negatividad, que, si no se controla, podría conducir a una clase de paranoia que nos insta a imaginar amenazas y riesgos que no existen y que conllevan a estados de estrés, ansiedad y preocupación innecesarios. (Lea sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad.  Sxxi.net edición 97)

¿Debemos eliminar el sesgo de negatividad?

La respuesta es no, porque el sesgo cumple una función protectora de la vida y la supervivencia. Todos hemos tenido vivencias que confirman que a los estados de alerta debemos hacerles caso; por tanto, es útil poner atención y acción sobre esos “llamados” reales que nos invitan a tener cuidado.  Pero si nos vamos a los extremos, el peligro que corremos es confinarnos por siempre en el territorio de la negatividad, sin vislumbrar otras posibilidades que traigan armonía a la vida. Por consiguiente, lo ideal, a pesar de las adversidades, es desarrollar pensamiento positivo que nos ayude a construir una existencia con motivación, propósito y esperanza.

¿Entraría usted a un recinto en donde haya un gas tóxico?

Preguntaba un conferencista que hablaba sobre el tema. El sentido de supervivencia nos dice que no, y la verdad, es que todos los seres humanos hemos tenido momentos de negatividad; como dijimos, es parte de nuestra esencia. Pero cuando incursionamos en el espacio cerrado del pensamiento negativo y nos quedamos a vivir ahí, es como entrar en un recinto tóxico que nos conduce a la enfermedad, al enclaustramiento emocional en el que no encontramos salidas, magnificamos los problemas y perdemos o disminuimos los recursos psicológicos para resolverlos.

Ventajas de dejar la negatividad

Todo cambia cuando se modifica la mentalidad: la energía personal se renueva, las relaciones interpersonales mejoran, sube la autoestima, las ideas fluyen, las iniciativas aparecen, los encuentros necesarios ocurren, aparece la esperanza, la motivación, las ganas, la fuerza para proponer, hacer, manifestar, pedir, actuar. Entonces, lo ideal es hacer un esfuerzo por desarrollar un poco más la atención focalizada en lo positivo disfrutando de ello, identificando pensamientos poco útiles, transformándolos en ideas más saludables, cuidando la calidad de pensamientos que pasan por nuestra mente, dando más importancia a la solución que al problema, construyendo una visión más optimista de la vida. Aquí cabe recordar que usted puede saltar la historia y elegir su mentalidad.

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