10 Recomendaciones para que las emociones no afecten su salud

Las emociones bien manejadas equilibran la vida. Foto: Maksim-Goncharenok

Le ha ocurrido que ante determinadas personas, situaciones o estímulos, se disparan en usted reacciones como tristeza, rabia, miedo, alegría, estrés? Esas sensaciones reciben el nombre de emociones y, bajo ciertas circunstancias, pueden favorecer la salud o la enfermedad. Sxxi.net Psychology le enseña qué son, cómo se manifiestan, sus efectos y qué hacer para ponerlas a su favor.

¿Qué son las emociones?

Según el neurocientífico Antonio Damasio, las emociones son estados psicofísicos que guían la conducta. Damasio plantea que gracias a las emociones hay un proceso de adaptación al entorno y, mediante ellas, se aprende y se encuentra el equilibrio, así que el concepto de eliminar algunas de ellas, no sería correcto.

¿En qué circunstancias las emociones afectan la salud?

Las emociones inciden en la salud física y mental si se presentan de manera frecuente, intensa y duradera, influenciando el sistema nervioso, inmunológico y endocrino encargados de regular los procesos vitales en el organismo.

¿Qué pasa en el ser humano cuando vive determinada emoción? Veamos.

La alegría

Genera euforia, entusiasmo, plenitud, bienestar, algo muy similar a la felicidad y al placer. La alegría se evidencia en la cara y en el cuerpo de la persona que la siente desencadenando reacciones bioquímicas y hormonales presentes cuando se disfruta de algo, si se alcanza una meta, en caso de recibir una recompensa, si se gana, cuando se reciben buenas noticias, cuando hay encuentros con personas queridas…

Internamente, la alegría moviliza equilibradamente la energía del sistema nervioso simpático y parasimpático que conlleva a experimentar un estado de bienestar físico y mental. La alegría tiene efectos positivos en la salud tales como mejorar el estado de ánimo, elevar la energía vital, alentar la creatividad, fortalecer el sistema inmunológico, alargar la esperanza de vida.

La tristeza

Se siente como un estado de dolor interior que suscita languidez, pesadumbre, desazón, baja de ánimo, desmotivación. Usualmente se expresa con llanto, quietud emocional, abatimiento, melancolía, insatisfacción. La tristeza surge cuando perdemos algo o alguien que valoramos; luego de discusiones, en caso de haber padecido violencia, maltrato, si se vive una experiencia desagradable, ante una decepción, o cuando no se obtiene lo que se desea. Esta emoción moviliza el sistema nervioso parasimpático con la consecuente disminución de la actividad fisiológica incitando al reposo y la recuperación. Sentir tristeza ante los hechos mencionados, puede ser adaptativo si somos capaces de aceptar la realidad, elaborar el duelo y buscar apoyo. Pero ¡alerta! si la tristeza se extiende en el tiempo, es intensa, conduce a la depresión, al aislamiento, a la apatía, a episodios de insomnio, pérdida de apetito, baja autoestima o ideación suicida, es urgente e imprescindible consultar a un profesional de la salud mental, porque puede estar en juego la seguridad y la vida.

El estrés

Es una reacción que se inicia cuando el ambiente plantea a los seres humanos exigencias a las que debe dar respuesta, activando estrategias de afrontamiento. De inmediato, la situación estresante genera una respuesta fisiológica ante una situación que se percibe como peligrosa o desafiante. En adelante se activa el sistema nervioso simpático, que dispone al cuerpo para la acción, huir o correr, aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina.

Es necesario entender que el estrés mesurado contribuye a afrontar los desafíos, en cambio sí es repetitivo o desmedido, ocasionará serias dificultades en la salud:

fatiga constante, cambios de humor, irritabilidad, depresión, ansiedad, dolores de cabeza, insomnio, afectaciones al sistema inmunológico, cardiovascular o digestivo.

La ira

Es rabia desproporcionada, enojo o enfado más allá de lo normal, que se siente a causa de identificar acciones u expresiones desagradables que nos han hecho daño, o cuando nos sentimos tratados de manera injusta. Los motivos que ocasionan esta emoción pueden ser distintos según las vivencias personales. Pero la ira forma parte de los múltiples mecanismos de supervivencia que ha ido desarrollando el ser humano, por tanto, la clave no está en eliminarla sino en controlarla, de hecho, puede ser útil si de manera asertiva nos permite defender nuestros derechos o expresar nuestro descontento o malestar. Pero si la ira es desmedida, recurrente o mal gestionada, puede atentar contra nuestra vida o la de otros, ocasionar daños irreversibles a la seguridad e integridad personal, promueve agresividad, actos violentos, arritmias, hipertensión, úlceras y hasta infartos.

10 Estrategias para regular las emociones

Las siguientes prácticas fáciles de realizar contribuirán ostensiblemente al manejo adecuado de las emociones.

1-Practicar ejercicio físico de manera constante ayuda a liberar endorfinas, llamadas hormonas de la felicidad, porque contribuyen a experimentar bienestar, placer, euforia. Adicionalmente, proporcionan alivio del dolor, fortalecen el sistema inmune, mejoran la memoria y atención, la capacidad pulmonar, la oxigenación del cerebro, la circulación sanguínea y estimulan el deseo sexual.

2-Reír es una estrategia maravillosa para regular las emociones porque también ayuda a la producción de endorfinas que son aliadas de la alegría, del buen humor y mejoran el estado de ánimo.

3-Respirar en modo consciente y profundo permite relajar la mente y el cuerpo, reduce los niveles de estrés y ansiedad.

4-Alcanzar metas en especial si el nivel de esfuerzo ha sido alto produce una sensación de satisfacción (aumento de endorfinas).

5-Meditar o enfocarnos en el aquí y el ahora nos ayuda a mejorar la salud física y mental, igualmente la concentración, aumenta el conocimiento de sí mismo, y promueve el equilibrio y control emocional.

6-Dormir bien o la buena higiene del sueño facilita la producción de endorfinas, los buenos estados de ánimo y eleva los niveles de energía del cuerpo. Todo lo contrario ocurre en caso de insomnio.

7-Alimentarse correctamente es fundamental para obtener los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar bien.

8-Besar, acariciar y masajear. La cercanía corporal eleva las endorfinas, en especial, si se practica con personas con quienes hay afinidad afectiva y, más, si se está enamorado.

9-Disfrutar de tiempo social, anteriormente llamado ocio, en el que se realicen actividades agradables que diviertan y alejen de preocupaciones, que favorezcan el acercamiento con otras personas.

10-Las relaciones sexuales, en especial si se hacen con amor, producen endorfinas.

Si practica estas recomendaciones y las convierte en estilo de vida, su salud física y mental se verá beneficiada y el manejo y control de las emociones fluirá en armonía.

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