
Por Sxxi.net Pychology
En un mundo plagado de vicisitudes, que agobia con tanta tragedia, se ha puesto a pensar ¿qué cosas pasan a diario que dan felicidad?
Ana le dijo a su esposo cuando llegó a casa: “¿No te parece agradable que alguien te espere con un almuerzo delicioso?”
Juan miraba a su esposa dormida y pensaba:”¡Qué alegría sentir el cuerpo de mi esposa a mi lado!”.
“Salí a caminar por el pasto a plena luz del sol y eso me hizo feliz”, comentaba Amalia con una sonrisa radiante.
Hoy fui a visitar a mis padres y mi madre me preparó un delicioso almuerzo, como en los viejos tiempos. ¡Qué alegría recordar aquellos momentos de infancia”, expresaba Natalia eufórica.
“Ver a mi hijo todos los días me da gran felicidad”, decía Luisa a su terapeuta.
A pesar del cansancio de una larga jornada laboral, Felipe ve a su hijo salir corriendo a abrazarlo con amor y todo se le olvida e inicia a jugar con él plácida y graciosamente.
Son ejemplos de vivencias cotidianas, que algunas personas pasan por alto sin darles la trascendencia que tienen. En efecto, más que la riqueza, la verdadera felicidad es el resultado de las buenas relaciones, señala un estudio reciente de la universidad de Harvard. Por tanto, las cosas hermosas de la vida tienen su lugar, están a nuestro alcance, aunque a veces desaparecen de nuestro radar porque las automatizamos, las volvemos costumbre y no somos capaces de verlas con el corazón.
Volver nuestra mirada hacia lo verdaderamente importante tiene que ver con la felicidad
Así es, adicionalmente contribuye a tener buena salud mental, a encontrar motivos suficientes para sentirnos positivos, para celebrar por nuestros logros y por lo verdaderamente importante: las personas en nuestra vida. El festejo entonces ha de contemplar expresiones afectuosas, actos de solidaridad, de generosidad, de reconocimiento, gestos de agradecimiento hacia esos seres humanos significativos que nos aman, que nos quieren, que se interesan por nosotros(as), que merecen reciprocidad en la atención y en el amor siempre: madres, padres, hijas(os), hermanas(os), abuelas(os), esposas(os), amigas(os).
Cada quien elige como vivir
Alguna vez, viendo en sus inicios un programa de concurso en el que los participantes van a distintos sitios según ganen o pierdan, una reina de belleza dio a la audiencia una gran lección de vida, cuando le correspondió ir al sector menos favorecido del concurso y dormir en una cueva. Al visitarla el presentador se percató de la limpieza, el orden y la estética que, en medio de la humildad, ella había ideado para su inhóspito territorio. Con gran curiosidad le preguntó por qué en medio de tanta carencia ella había arreglado de esa manera el lugar, a lo cual respondió con gran seguridad: ”Porque así vivamos en una cueva nuestra obligación es organizarla y adecuarla para vivir mejor”. La afirmación hace pensar sobre la importancia del entorno físico y relacional en la construcción de nuestro sentido de bienestar o malestar, de nuestra felicidad, y sobre la fortaleza mental que debe aflorar en momentos de crisis.
Alternativa a la dificultad
Como vimos en el ejemplo anterior, la actitud ante las circunstancias complejas es lo fundamental, esto tiene que ver con la resiliencia que adoptemos ante la adversidad, esa cualidad maravillosa ligada al resurgir emocional, que nos lleva a cumplir nuestras metas; que señala el camino para conseguir el objetivo propuesto, con todas sus incertidumbres y sorpresas. Por consiguiente, la resiliencia es la herramienta que debemos entrenar y aplicar para hacer frente a la dificultad.
Adicionalmente, la decisión de los ingredientes con que condimentamos la vida para tener o no felicidad, es personal. Cada quien escoge si se queda en el pasado o alimentando hechos imaginarios que casi nunca se cumplen, o sale adelante con pensamientos y actuaciones constructivas que permitan evolucionar, que dignifiquen al ser humano, que abran caminos de esperanza, de alianzas estratégicas valiosas, de respeto y amor por uno mismo y por los demás.
Finalmente, la reflexión y la invitación a nuestras lectoras y lectores es a mirar con el corazón lo bueno que tenemos en la vida, a agradecer la valiosa oportunidad de ser felices, de tener personas que nos aman, a avanzar con el alma liviana por este mundo al que vinimos a servir y a aprender.
«La felicidad de nuestras vidas depende de la calidad de nuestros pensamientos». Marco Aurelio

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