A propósito de nuestra influencia  destructiva, maltratante e inconsciente con nosotros mismos y la naturaleza.

La relación inadecuada del ser humano con la naturaleza nos está llevando a la destrucción.

La tontedad humana se evidencia claramente en las condiciones lamentables en que se encuentra el planeta, al borde del colapso; porque… quién que sea inteligente y valore lo que tiene, llega a su casa a destruirla, a romper, a destrozar, a contaminar el agua que su familia va a beber, o permite que otros  hagan esto con su hogar; solo nosotros.  El problema está en que aún no entendemos que la Tierra es nuestra casa mayor, el nicho que nos provee con sus recursos y que todavía nos permite vivir, trabajar, compartir, viajar, celebrar,  a pesar de lo golpeada que se encuentra.

Por supuesto, una de las mayores torpezas que el ser humano comete es poner la ganancia por encima de la protección de recursos tan valiosos como el agua, procediendo con una visión codiciosa, mezquina, inmediatista, sin pensar en el total de la población, en su salud, su bienestar, en el desarrollo de proyectos sostenibles que serían realizables, si pusiéramos en práctica actuaciones respetuosas y amorosas con la naturaleza y la humanidad.

La cuestión es queel desconocimiento del derecho que todos tenemos al agua,la falta de comprensión de que es el recurso más preciado que hay en el planeta, por parte de gobiernos que defienden intereses particulares, de personas privilegiadas por el sistema, y de emporios económicos, hace que se ejerzan prácticas de acaparamiento, contaminantes, de sobreexplotación, añadiendo ahora, la peligrosa cotización del agua en la Bolsa de Valores, porque finalmente, no importa a quien se sacrifique en función de la ganancia que debe aparecer a toda costa, como si lo acumulado en la Tierra lo pudiéramos llevar al más allá. Así la vida va a ser muy difícil o no será viable si seguimos insistiendo en esta manera  voraz de actuar.

Cantidad de agua dulce que hay en el planeta

El agua cubre dos terceras partes de la Tierra, pero el agua dulce total solo alcanza a menos del 3%; el restante 97% es salada, y a la vez, dos tercios del agua dulce están retenidos en glaciares y en capas de  hielo polar.

En la actualidad, como consecuencia de factores como el cambio climático, el uso inadecuado del agua, la sobre explotación para utilización industrial, el despilfarro en la agricultura, la contaminación a la que es sometida con procesos extractivistas como el de fracking y de minerales, amenaza escasez. De hecho, ya en el mundo se están presentando fuertes problemáticas por carencia de agua.  Según las cifras, cerca de dos mil millones de personas sufren por problemas con el agua y, en cuatro años, dos tercios de la población estará en esa condición.  En tal sentido, es bueno preguntarse qué le espera a la humanidad sin el líquido vital.

Consecuencias de la falta de agua

1-Aumento de enfermedades

La escasez de agua acarreará enfermedades por consumo de agua  contaminada y debido a la falta de mecanismos de potabilización, aumentando las cifras de muerte, que al momento se calculan en más de 500 mil personas fallecidas al año por esta causa.

2-La carencia de agua afectará procesos importantes para la subsistencia humana como la agricultura, la ganadería, los procesos de producción industrial, impactando negativamente la producción de alimentos y acrecentando el hambre.

3-Aumentará la pobreza.  Los índices de pobreza se elevarán como consecuencia  de la afectación al desarrollo económico de los países.

4-Pérdida de especies animales y vegetales. Por carencia de agua muchas especies se extinguirán ocasionado un efecto devastador en la seguridad alimentaria mundial.

5-Migraciones. Ocurrirán desplazamientos poblacionales de manera  masiva hacia otras regiones del mundo en búsqueda de agua y recursos con las lamentables consecuencias sociales, económicas y políticas que esto conlleva.  El mundo es testigo de desplazamiento de ciudadanos por distintas causas y su resultado.

6-Guerras.  Estarán a la orden del día y serán despiadadas por la necesidad de abastecerse de agua y recursos.  El panorama es aterrador y generará actuaciones de gran violencia por la supervivencia.

En fin, la proyección de las secuelas que se derivarán de la escasez de agua  y demás recursos vitales, nos obliga a pensar como humanidad en la urgencia de prevenir esta versión apocalíptica del fin de nuestra especie, por no priorizar lo verdaderamente  importante: una fatalidad que estamos a tiempo de evitar.

Los hijos de los gobernantes de turno, de funcionarios y tecnócratas que toman decisiones sin pensar en el futuro de millones de personas, y de los cuales están plagadas las instituciones en el mundo, igualmente los descendientes de quienes aniquilan la vida sin consideración y visión, por conseguir riquezas aquí y ahora, también vivirán las consecuencias de esta falta de conciencia, así que le corresponde a la sociedad en general, a los gobiernos que elegimos para que representen nuestros intereses, no los propios, implementar medidas  apremiantes para reducir el impacto de la debacle que nos amenaza de manera cierta, y de la cual, ya hemos recibido la advertencia de científicos de todo el mundo que alertan sobre la grave crisis que estamos abocados a vivir si no paramos esta locura colectiva.

A padres, madres, maestros, niñas, niños, jóvenes, personas mayores, comunidades en general, les corresponde la tarea de ejercer prácticas protectoras del agua y de  los recursos naturales educándose, evitando el consumismo, el derroche, aplicando principios de la ecología amigables con el ambiente, también enseñar a las presentes y futuras generaciones su importancia, para que, desde el conocimiento, cumplan con su rol preservador de la naturaleza y sus riquezas, por el bien de la especie humana, pero  no desde una mirada avasalladora, prepotente, dominante  y destructora, sino desde una postura de vida, de cuidado y amor por este hermoso planeta que nos alberga, nos alimenta, nos recrea con su belleza y nos brinda la oportunidad de sintonizarnos con él en la esperanza de una vida mejor para todos.

Cuidar nuestra casa, la Tierra, debe ser nuestra prioridad, cambiando la tontedad con la que hemos manejado nuestra relación con el planeta y favoreciendo el desarrollo de la inteligencia emocional que nos acerque más a los propósitos del Creador, que seguro, no estará de acuerdo con que acabemos su magnífica obra, incluyéndonos.  Dejemos de ser la especie más tonta que habita el planeta, que en lugar de disfrutarlo y apreciarlo como el tesoro que es, busca su ruina y autodestrucción.

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