Otro caso de maltrato a la mujer

Foto Wydawca

En el campo agreste y de lucha que son las vías de Bogotá, las mujeres que conducen, pero especialmente, quienes por una u otra razón se ven implicadas en accidentes de tránsito, son víctimas de la violencia masculina que las domina, intimida, discrimina y amenaza.

Las historias

La primera vez que escuche el relato de este tipo de violencia vino de una mujer muy cuidadosa, excelente conductora, que fue cerrada por el chofer de un camión en la Calle 13, a la altura de Fontibón.  La violencia con que el hombre la trató, aunada a la sentencia del policía de Tránsito: “Señora usted es la responsable, usted paga”, (funcionario que previamente había hablado con el conductor del camión en privado), la hizo sentir indefensa, tratada injustamente y enredada en una entramada inmoral y machista orquestada entre el conductor y el policía, cuyo arreglo soterrado, el que casi siempre se da en el mundo masculino, le castigaba injustamente su bolsillo y su salud mental.  Por fortuna, dijo ella, “como del cielo”, llegó al lugar de los hechos otro policía quien al ver la escena le dijo a la mujer que ella no era la responsable, la tranquilizó y actuó en su favor. (Algunos actúan con justicia).

La segunda ocasión que escuché sobre el caso fue en una capacitación de la secretaría de la Mujer, en la cual, algunas invitadas, víctimas de este tipo de violencia comentaron lo sucedido entrando en detalles sobre la agresión.  ¡Vieja loca!, ¡vieja bruta!, ¡mujer tenía que ser!.  Gritos, expresiones machistas, prejuicios, prepotencia en el trato, descalificaciones, conceptos que desvalorizaban su capacidad como conductoras, discriminación de género.  La sensación de sentirse vulnerables dicen, fue total.  La posibilidad de recibir maltrato físico estuvo siempre presente.

Cuatro mujeres, cuatro historias que cuentan lo mismo, y seguramente son miles de mujeres con similar narrativa, que en esa eventualidad no tuvieron trato digno, respetuoso, justo, tampoco apoyo de la autoridad competente, o de alguna ciudadana o ciudadano que se solidarizara, o por lo menos, evitara el maltrato al que estaban siendo sometidas en ese momento de crisis en el que la mente se obnubila.

Los estereotipos

La calle, al igual que la vida pública, ha sido dominada por el varón bajo unos códigos inscritos en la hegemonía masculina que estereotipan  a los géneros definiendo características de actuación a la hora de conducir: seguridad, pragmatismo, competencia, arrojo, habilidad, destreza para el hombre, y miedo, inseguridad, falta de habilidad y de destreza para la mujer. Estos estereotipos, en cierta forma, sustentan los actos de violencia contra la mujer y justifican sin razón las expresiones masculinas de desvalorización y culpabilización de la mujer, que se reafirman con versiones populares devaluadoras de la aptitud femenina como “mujer al volante peligro constante”.

Violencia que se ejerce en estos casos contra la mujer

Es claro, por las características de la agresión, que en este caso se ejercen dos formas de violencia contra la mujer: psicológica y económica.  La primera porque la mujer es inducida al miedo utilizando la intimidación; amenazando con causar daño físico o destruir; es sometida a maltrato emocional forzándola a considerarse no apta para conducir, minando su autoestima, subvalorando sus capacidades, insultando o sometiéndola a toda forma de abuso verbal. Si se llegara a agredir el cuerpo de la mujer habría violencia física.  Ahora bien, la violencia económica ocurre cuando injustamente se obliga a la mujer a responder con sus recursos por un daño que no causó, como iba a suceder en el primer relato.

¿Qué hacer al respecto?

1- La educación es la herramienta más valiosa para transformar la realidad, en tal sentido, implementar procesos educativos para conductores sobre los derechos de las mujeres, el buen trato, como contribución a que ellas puedan vivir una vida libre de violencias en los escenarios viales es fundamental.

2- Hacer efectivas las medidas de sensibilización y prevención de todas las formas de violencia contra la mujer que propone la Constitución de Colombia, “…formulando, aplicando, y actualizando estrategias, planes y programas nacionales integrales para prevenir y erradicar toda forma de violencia contra la mujer”. Esta es una tarea de la institucionalidad y de la comunidad.

3- Ejecutar programas de formación para los servidores públicos,(en este caso, policía de Tránsito) con enfoque de género, para que garanticen prevención, protección y atención idónea de las mujeres que sufren violencias en estas circunstancias y sean tratadas por los mismos de forma ética, digna, no discriminatoria y justa.

4- Implementar medidas para instaurar la sanción social, económica y penal para hombres agresores y para quienes en esta situación ejerzan prácticas discriminatorias y violentas contra la mujer.

5- Crear una instancia gubernamental de atención y apoyo inmediato y una línea amiga de la mujer que esté siendo sujeto de violencia en caso de accidentes de tránsito.

6- Adoptar medidas para investigar y sancionar a los miembros de la policía de Tránsito que establezcan alianza con el agresor fomentando la violencia contra la mujer y el trato injusto, máxime si la mujer no es responsable del accidente.

Con estas medidas no se espera que haya favorecimiento injustificado hacia la mujer en caso de incurrir con culpabilidad en un accidente de tránsito, sino que a pesar de la tensión que provoca la experiencia, sea tratada de manera justa, digna, respetuosa, con ética y en equidad.

Para finalizar ¿qué dicen las cifras sobre la habilidad al conducir y el cumplimiento de la norma?

1-Según el Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (Ansv), de las infracciones de tránsito entre 2010 y 2021, el 73,2% las cometieron los hombres y 18,5% las mujeres.

2-Los siniestros automovilísticos donde están involucrados los hombres son tres veces más letales que los de las mujeres,

3-Los hombres tienden a asumir mayores riesgos incurriendo en prácticas que ponen en peligro su integridad y la de otros actores viales.

4-El estudio demostró que de cada diez personas fallecidas en siniestros viales, ocho son hombres y dos mujeres; y el 70% de los conductores que murieron eran hombres, mientras que el 23% de los fallecidos fueron mujeres. Saquen conclusiones.

“La violencia no es sólo matar al otro. Hay violencia cuando uno emplea una palabra agresiva, cuando hace un gesto de desprecio a una persona, cuando obedece porque tiene miedo”. (Jiddu Kirshnamurti)

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