Sus sábanas, fundas y pijamas pueden traerle problemas de salud

Sábanas, fundas y pijamas, relaciones peligrosas para la salud.

¿Es usted de los que difícilmente cambia estas piezas de tela que se usan para dormir? Sxxi.net le cuenta por qué debe eliminar esta práctica para conservar su salud.

Según cálculos hechos por investigadores en el mundo, una persona promedio tiende a utilizar la cama por lo menos el 30% de la vida, es decir, un cuarto de siglo, un tiempo largo en el que ocurren cosas como sudar, mudar la piel vieja, expulsión de gases, hasta se han encontrado rastros de orina, de excrementos, de semen, de saliva y restos de comida, por lo cual se espera que la gente cambie las sábanas con regularidad, pero eso no ocurre.

¿Qué dicen los estudios?

En mayo de 2021 la organización Matress Advisor hizo una encuesta con 1000 estadounidenses y los resultados mostraron que la mayoría tardan hasta 24 días en en cambiar sus sábanas y las fundas se demoran más, alcanzando 24.6 días.

El género y el estado civil

Según la encuesta, las mujeres cambian las sábanas con mayor frecuencia que los hombres. Al parecer, el hombre se demora en promedio 30 días, y la mujer 19 días en cambiar las sábanas. Pero el estado civil juega un papel importante cuando se trata de cambio de sábanas: los solteros tienen la peor práctica pues las cambian después de 40 días; ellos esperarían hasta 19 días para cambiar las sábanas después de haber tenido sexo casual, y las mujeres no más de 2 días; al contrario, las personas con pareja tienden a lavarlas con mayor frecuencia y las casadas aún más.

La encuesta concluyó que la idea de compartir la cama incide en lavar las sábanas con mayor frecuencia; del mismo modo, que los hombres cambian de sábanas cuando tienen la posibilidad de traer alguien a casa; y las mujeres solteras plantean que obligatoriamente cambiarían sus sábanas si llevan a alguien a su casa. Esto permite deducir que las sábanas se cambiarían más por llevar a alguien a casa que por beneficio personal. La encuesta evidencia que quienes duermen desnudos cambian con mayor frecuencia las sabanas y debe ser así por el contacto directo con la piel. Ahora bien, las personas que salivan en la noche cambian las fundas de las almohadas una vez al mes, práctica por demás inconveniente para la salud, debido a la cantidad de gérmenes que habitan en la boca. En el estudio, mujeres y hombres coinciden en no subir los zapatos a la cama dado la cantidad de especímenes que recogen.

¿Qué se recomienda?

Lo ideal es cambiar las sábanas y fundas cada semana, y máximo, cada quince días, esto en razón a que después de una sola noche llegan a este recinto de descanso muchos virus, bacterias hongos o ácaros. Se ha encontrado que en la cama sudamos en promedio 26 galones anualmente y en caso de no ducharnos nos acostamos acompañados de la mugre y suciedad acumulada durante el día; en el caso de las mujeres, si no nos desmaquillamos transferimos los cosméticos a la cama. Por otra parte, nuestros cuerpos emiten calor y cuando más calientes estén nuestras camas, más proliferan los hongos. Según estudios, las almohadas, por ejemplo, alcanzan a albergar hasta 16 tipos distintos de hongos. También la suciedad de nuestras camas pueden provenir de las mascotas.

¿Cuál es el riesgo?

Si algunas bacterias logran entrar a nuestro cuerpo a través de heridas o cortes corremos peligro, razón fundamental para que las bacterias no estén en la cama. Ahora bien, si la persona con quien duerme padece de infecciones como el pie de atleta, existe una condición de peso para cambiar las sabanas con regularidad; la infección se puede transmitir a otra persona fácilmente al contaminar la ropa de cama o se pueden adquirir infecciones por dormir en una cama contaminada con hongos. Para evitarlo se sugiere lavar las sábanas con agua caliente porque es la forma más efectiva de mantenerlas libres de agentes alergenos o patógenos. Por otra parte, si se padece de resfriado, mantener la cama limpia es vital; igualmente, se recomienda no dejar pañuelos contaminados de mocos en la cama por la presencia de gérmenes. Otro punto fundamental es la aparición de alergias que están relacionadas con los ácaros del polvo atraídos por la piel que mudamos y de la cual se alimentan, luego la enzima que posee sus excrementos provoca estornudos, ataques de tos o problemas peores como el asma.

¿Y qué de la pijama?

Igualmente debe permanecer limpia, pero similar a las sábanas, las pijamas no se cambian frecuentemente perjudicando la salud porque están directamente en contacto con la piel, generando infecciones como la cistitis u otras más peligrosas y difíciles de tratar, máxime ahora, en el momento en el que se extiende en el mundo la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Cabe hacer notar que una pijama sucia puede hacer circular los microorganismos a otra ropa.

Finalmente

Entendiendo lo importante que es mantener la buena salud debemos actuar con sentido preventivo cambiando sábanas y fundas una vez por semana; la pijama dos veces por semana, evitando dejar ropa sucia en la cama, usando protectores de colchón y de fundas, desinfectándola regularmente y, en tanto sea posible, tomando una ducha antes de dormir.

Y usted ¿cada cuánto cambia sus sábanas, fundas y pijamas?

A lo mejor usted cree que una cama es una cosa muy tranquila, señor, y puede que para usted signifique el descanso, la comodidad y el sueño reparador. Pero no para todo el mundo es así. En una cama pueden ocurrir muchas cosas peligrosas». Alias Grace» (1996), Margaret Atwood.

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