Sxxi.net Psychology – noviembre 2025
Las amistades, aún desde la infancia, juegan un rol fundamental en el desarrollo emocional y social de las personas. Sin embargo, no todas las relaciones son edificantes. Sxxi.net Psychology te enseña la importancia de elegir bien.
El inicio
En el diálogo de la construcción de amistad, según Ortega y Gasset, cada ser humano confluye con sus circunstancias, con su yo, con sus posibilidades personales de entender, de amar o hacer, sobre la base de los aprendizajes recibidos de sus agentes socializadores iniciales. Así las cosas, llegamos a la vida del otro con una intensa carga emocional buscando establecer lazos de amistad, que desde la mirada ética, deberían estar basados en la búsqueda del bien del otro, pero…¿siempre es así?
¿Qué dice la ciencia al respecto?
Diversas investigaciones muestran como el entorno social del niño y el adolescente, en donde se establecen las primeras relaciones de amistad, se constituye en un factor crítico en su desarrollo personal, en especial en la interacción con los otros significativos, evidenciando que los vínculos de la infancia, mantenidos durante la adolescencia, tienen efectos decisivos sobre los pensamientos, conductas y formas de ser, y que los comportamientos de riesgo, influenciados por nexos negativos, empiezan en edades tempranas. Razón demás para que madres, padres e instituciones educativas pongan especial énfasis en fortalecer los lazos afectivos de niñas, niños y adolescentes, orientándolos a desarrollar su potencial humanizador, como lo dirían Berkovitz y Bier, desde la perspectiva de construir una comunidad ética.
“Francisco era muy juicioso, el primero en su clase, hasta que se juntó con unos amigos del colegio que lo llevaron a consumir drogas. Nosotros por estar dedicados al trabajo no nos dimos cuenta para frenar a tiempo la situación”, comentaba María preocupada por la adicción de su hijo.
Según los mismos autores las personas aprenden más efectivamente de aquellos con quienes se sienten correspondidos y emocionalmente vinculados. Esto explica como adquirimos e intercambiamos comportamientos éticos con nuestros iguales y por qué naturalizamos los que no lo son.
La influencia de la amistad en otras edades
Pero no solo niñas, niños y adolescentes son afectados por amistades que causan daño, así lo demuestra otro estudio relevante mencionado en investigaciones de la Universidad de Georgia en las que se examinó a adultos mayores revelando que las interacciones con amigos conflictivos o críticones, están asociadas con aumento en la presión arterial, particularmente en mujeres. Este vínculo fisiológico confirma que esta clase de amistades deterioran la salud mental y física, incrementan la inflamación corporal y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. En tal sentido, cobra gran importancia evaluar la calidad de nuestras relaciones y hacer los correctivos necesarios para preservar el bien preciado de la salud.
En resumen
Las investigaciones coinciden en que, a cualquier edad, algunas amistades, caracterizadas por toxicidad, manipulación o influencias nocivas, pueden tener un impacto profundo y hasta devastador en nuestra vida. Estas relaciones a menudo fomentan comportamientos destructivos como el consumo de sustancias, conflictos constantes, conductas delictivas y riesgosas o patrones de pensamiento adversos que deterioran la salud mental y física, pueden lesionar la autoestima, generar estrés crónico y aumentar el riesgo de aislamiento social, creando un ciclo vicioso que incide negativamente en la productividad, en las relaciones familiares y en el bienestar general.
“Desde que mi esposo se consiguió un mal amigo en el trabajo no hace sino tomar, y ya no le importa satisfacer las necesidades de nuestros hijos”, decía Ana desesperada.
Por el contrario, ¿qué ofrece una verdadera amistad?
Las buenas amistades traen innumerables beneficios: aumentan la felicidad, reducen el estrés, mejoran la autoconfianza, ayudan a sobrellevar traumas, como pérdidas o enfermedades, proporcionan sentido de pertenencia y apoyo emocional, fomentando hábitos positivos y resiliencia. Los hallazgos científicos indican que conexiones sociales fuertes, como amistades afectuosas recíprocas, reducen el riesgo de hipertensión, mejoran la calidad del sueño y fortalecen el sistema inmunológico, dando como resultado una vida más larga y saludable. En la edad mayor, las amistades incluso superan a los lazos familiares en términos de impacto en la felicidad y la longevidad.
“Llegué a este grupo sin poder ni caminar, pero ahora con mis amigas me siento muy bien, mi salud mejoró, hacemos ejercicio, paseamos, celebramos cumpleaños, nos ayudamos. Mi vida ha cambiado por completo ¡Soy feliz!”, aseguraba Eugenia emocionada.
Conclusiones
Mientras que las amistades cuestionables pueden sabotear nuestro crecimiento personal y salud, cultivando buenas relaciones podemos potenciar nuestro bienestar integral. Es crucial en cualquier etapa de la vida tener y priorizar conexiones positivas, buscando ayuda profesional, si es necesario, para romper lazos que nos aflijan. Al final, la calidad de nuestras amistades moldea no solo nuestro presente, sino nuestro futuro físico y emocional. Por tanto, a rodearnos de personas que nos eleven y nos hagan brillar.
“Sé lento al caer en la amistad, pero una vez dentro mantente constante”. Sócrates.
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