Lo que necesita Colombia
Lo que espera o quiere un país, no es necesariamente lo que quiere hacer un gobierno.
Dario Salazar
En el discurso de posesión del presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón para su segundo periodo, se destacaron 3 temas importantes de lo que será su bandera de gobierno: paz, equidad y educación.
En relación con la paz el Gobierno está adelantando diálogos con las Farc, y el Eln, a la espera de un pronto acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo. Esta acción política, abre la puerta al ejercicio de los derechos humanos de la población civil que se encuentra en medio de esta confrontación. Especialmente para las víctimas, vendría un periodo de reconciliación, perdón, reparación y esclarecimiento de los hechos, que ojalá resulte en compromisos justos que permitan terminar con la pesadilla que es la guerra.
En este punto es necesario agregar que también se construirá la paz en la medida que haya más espacios de seguridad para los ciudadanos, pues la delincuencia común y las bandas criminales, con su accionar ilegal, contribuyen a la sensación de estar sitiados por la violencia. Ojalá quien hace el mal, se dedicara a utilizar su inteligencia para salir adelante haciendo el bien, y así mismo, el Gobierno brindara oportunidades para alejar a la gente de estas prácticas, que se ejercen en muchas ocasiones más por necesidad que por gusto.
El segundo pilar de este Gobierno es la equidad, en relación con el cual, el presidente Santos ofrece continuar en la tarea de construir viviendas; dar paso a un sistema de salud democrático que cobije a los campesinos y permita a todos acceso a la tecnología médica y medicamentos; así mismo, atender las regiones históricamente deprimidas; construir vías y generar empleo.
Para desarrollar esta línea, el Gobierno debe estar dispuesto a democratizar la tenencia de la tierra en el campo y la ciudad; permitir que la clase media o los sectores intermedios, que no son beneficiados con subsidios, ni tienen grandes capitales, tengan oportunidad de acceso a la tierra. Es más fácil vivir en Colombia siendo rico (obvio) o pobre (con subsidios), pero muy difícil ser de clase media. Ese gran sector de la población que es de estrato 3 y 4, sigue subsidiando a los de bajos ingresos y sosteniendo a los del gran capital. El tema de la salud no es fácil, es el segundo gran derecho después de la vida, y el Gobierno debe trabajar en desmontar las mafias y los carruseles que como vampiros se chupan el presupuesto de todo lo que se paga en salud, y entregan atención y medicamentos de pésima calidad. Ese es el reto.
En cuanto a vías, así como se habla de grandes autopistas, es necesario construir y mejorar las vías secundarias y terciarias que no permiten salir de las regiones apartadas con productos, ni permiten el acceso a servicios. Para el Pacifico y otras regiones deprimidas como la Guajira o todos los pueblos de la Costa Caribe, sería bueno tener planes de atención integrales, dignificando la vida de sus habitantes, pero ¿Cómo hará el Gobierno para quitar de en medio esa clase política sempiterna, que se quedan con todos los presupuestos y no permite opciones de desarrollo para sus compatriotas?
Algo importante para la equidad es el acceso a créditos y subsidios para el desarrollo del campo y la pequeña empresa. ¿Puede alguien salir adelante con el sistema bancario más caro del mundo? ¿Por qué los bancos reportan utilidades de billones de pesos mientras los cuentahabientes ven vaciar sus cuentas por los llamados servicios bancarios y sus intereses de pago y servicio tan altos y los rendimientos del ahorro tan pauperrimos? ¿Podrá hacer algo el Gobierno respecto a ello?
El tercer pilar que destaca ante la comunidad nacional e internacional es la educación. La meta propuesta es ser el país más educado en 2025 y convertir a los maestros en héroes, que generen pasión por el conocimiento. La grata sorpresa es que el Gobierno propone para educación una destinación en recursos superior a la de Defensa y Seguridad.
Con ello se busca asegurar cobertura universal de atención integral para todos los niños entre 0 y 5 años. Entregar 400.000 becas a los mejores alumnos del Sisben 1 y 2 y fortalecer el SENA. Eso está bien, pero además el Gobierno deberá democratizar la educación en calidad y precio. Crear nuevas y fortalecer el presupuesto que permita ampliar los cupos de las universidades públicas. No más universidades de garaje, y las que se denominan prestigiosas tengan precios accesibles. ¿Quiénes y cuántos pueden pagar semetres de 8 a 10 y más millones en pregrado? Ahora, ¿Cuánto cuesta un postgrado? Así mismo, es bochornosa la manera como quedan endeudados con el Icetex, y embargados por los bancos los estudiantes que se atreven a pedir crédito.
Estos referentes más el bilinguismo y una educación de calidad que forme al sujeto de manera integral, son retos que Colombia necesita, pero que este Gobierno difícilmente va a poder cumplir. Ojalá se esfuerce por dejar avances.
Se queda por fuera de la agenda un tema importante, delicado y urgente: una política ambiental y ecológica de protección y conservación de los recursos naturales. Ello debe ser concordante con la agenda Rio+20 que orienta sobre la protección de ecosistemas estratégicos, como son los páramos, las fuentes de agua, las cuencas, incluyendo la Atlántica, Pacífica, Orinoquia y Amazonas. Frenar la explotación de petróleo, carbón y oro, por el deterioro que causa y seguirá causando, con las consecuencias ya vistas y anticipadas por organismos nacionales e internacionales. Las poblaciones la tienen clara: explotación de recursos del subsuelo es sinónimo de pobreza para las comunidades y destrucción de la naturaleza.
Otro tema que los colombianos merecen conocer es qué propone el Gobierno frente al narcotráfico. De este tema se habla muy poco, pero se sabe que siguen extendiendo su influencia en cultivos a zonas de fragilidad ecológica y su influencia en la economía y la sociedad es notoria.
Como no pensar en las relaciones internacionales de cooperación, no de explotación. Buena parte de países europeos están pendientes de lo que aquí suceda, para afianzar la segunda colonización. O si no, veamos quienes y con qué capital están comprando grandes extensiones en los Llanos Orientales, o en las mejores suelos de las ciudades.
Casi siempre los discursos alteran los ánimos, por los lugares y los deseos comunes que citan, pero la realidad es otra. Y es claro, que lo que necesita Colombia tiene unas dimensiones más amplias y profundas, y va más allá de lo que quiere hacer el Gobierno. De todas maneras, es deber de todos como sociedad civil, apoyar lo bueno y proponer sobre lo que debe interesarnos: el ambiente, la solidaridad, la seguridad y el cumplimiento de los derechos fundamentales propios y de los demás.
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