Los campesinos primero

Los campesinos primero

 

Campesino-20

 

dARIO
Por Dario Salazar

 

Las peticiones de los trabajadores del agro deben tener eco en el Gobierno colombiano

 

Al desplazarnos por el territorio patrio, se hacen evidentes las condiciones de miseria que aquejan a nuestros campesinos, realidad que debería ser distinta para la población que nos abastece.

 
Es insólito como en Colombia, los que menos tienen oportunidad son los campesinos. Sus hijos deben hacer largas jornadas hasta llegar a la escuela más cercana. Para que les atiendan sus dolencias en salud, deben desplazarse a pueblos o ciudades que les brinden este servicio, que muchas veces no es el adecuado. Los campesinos tienen reclamos que hacer, entre ellos, los que les han incumplido.

 
Veamos algunas razones justas que se mantienen en su pliego al Gobierno colombiano, para continuar avanzando en su dignificación:

 
Hacer cumplir los acuerdos de los anteriores paros, como lo conseguido con los cafeteros y paperos. Frenar la importación de alimentos y dar prioridad a los cultivos que favorezcan a nuestros campesinos antes que a las multinacionales.
Promover una agricultura orgánica que no sea dependientes de fertilizantes y venenos, con precios impagables que los empobrecen, con insumos que contaminan fuentes de agua y suelos, afectando los ecosistemas estratégicos, así como la salud de las comunidades cultivadoras y consumidoras.
 

Crear subsidios y fomento agropecuario que permitan que cultivos como el café, la cebolla, el maíz o la producción de leche, sean rentables, y no al pierde, o encadenados a bancos o empresas que los van absorbiendo o eliminando dentro de la cadena del capital.
 

Crear una justicia agraria que permita a los campesinos no pagar altos costos de préstamos e intereses de usura de los bancos, para que no pierdan en estas entidades el dinero que el Estado aporta para refinanciar el campo. Es decir, que haya condonación y reconocimiento a todos aquellos que hacen del campo un espacio para la producción, la economía y la soberanía alimentaria.

 
Entregar tierras productivas a familias sin tierra, fomento y apoyo a la agricultura campesina, buenos servicios de salud y educación que permitan quedarse en el campo. Es decir, desconcentrar la tenencia de la tierra, dar, créditos y estímulos para hacer del campo parcelas productivas y no monopolios de monocultivos.

 

Frenar la minería en territorios campesinos y ecosistemas estratégicos productores de agua, en la medida en que contaminan nuestro tesoro más preciado. Continuar entregando el subsuelo y el suelo a compañías extranjeras, es regalar nuestra riqueza, enriquecer a la clase política que lo permite y favorecer el empobrecimiento de las comunidades, o sino, observemos el caso de Cerromatoso, territorio nacional, que se está explotando desde hace más de 30 años, y en el que las comunidades, a la fecha, no tienen agua potable ni alcantarillado. Es necesario considerar la explotación nacional de recursos, que son de todos los colombianos.
 

Bajar los costos de los combustibles, no solo para los campesinos, sino para toda la cadena productiva. Siendo los colombianos los dueños del petróleo, no es justo que en Colombia tengamos precios exorbitantes, que se salen de los estándares internacionales y encarecen la calidad de vida, al encarecer el proceso de producción.
 

Enaltecer la condición campesina, protegerla y beneficiarla en sus procesos, reconociendo sus derechos y apoyarlos con discriminación positiva en salud, educación, vías, subsidios y créditos. Los campesinos son nuestros verdaderos héroes.

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