Les invitamos a ver la exposición de Luis Eduardo Celis en la Escuela Política que modera Clara López Obregón.
Este programa es una alianza de medios: Santel-Tv, Canal Salud y Portal Sxxi.net.
A continuación el articulo de Darío Salazar en Sxxi.net Impresa:
Minga: “Reunión de amigos y vecinos para hacer algún trabajo en común, con la única remuneración de una comilona pagada por el que encarga el trabajo”. Minga indígena: organización social y política por el derecho a la vida, al territorio, la paz y la democracia. Desde finales del Siglo XX viene exigiendo a los gobiernos colombianos que cumplan con la Constitución de1991 en lo que se refiere al respeto de sus vidas, su cultura y su tierra.
Pinga: ínfima cantidad de alguna cosa.
En la cruzada que América ha tenido de autoritarismo, exclusión y violencia desde la llegada de los europeos, los indígenas han vivido siglos de terror. Su pecado es ser dueños de las tierras y de los recursos que como pueblos ancestrales desde hace miles de años poseían y cuidaban. El hombre blanco y mestizo con su sed de dinero, no ve historias, ni tradiciones, ni lugares sagrados: solo explotación de recursos y, si hay oposición, eliminación.
Los levantamientos indígenas y su resistencia al colonialismo y luego a la explotación en sus propios territorios brillan con luz propia en figuras como Quintín Lame (El Borbollón Cauca,1880), quien como autodidacta jurídico se enfrentó a la legislación blanca y estuvo preso, más de cien veces, por defender a su familia y a sus comunidades. No le importó la cárcel, el cepo, ni las torturas, tenía clara sus razones y la historia no se ha equivocado. Murió en Ortega Tolima el 7 de octubre de 1967, pobre no, en su tierra.
Lo que piden los indígenas hoy, no dista mucho de lo que exigía Quintín Lame hace cien años, y que los gobiernos de Colombia desde el ejercicio constitucional no han tenido la voluntad ni la capacidad de hacer cumplir. Igualmente, en regiones como Cauca, Nariño y Putumayo, también se ha quedado el feudalismo rural atravesado por las economías ilegales que han convertido este paraíso en un infierno para los habitantes ancestrales.
No es que los postulados socialistas se tomaran el pensamiento indígena, ni sus reivindicaciones políticas. A la luz del Derecho, de la tradición, de los derechos humanos, los indígenas piden que la tierra que les ha sido usurpada, se les devuelva; que se respeten sus vidas y puedan tener oportunidades en salud, educación y trabajo para el desarrollo de sus familias y comunidades, tal como lo estableció la Constitución Política de 1991.
Para que los derechos y reivindicaciones sean restituidos y respetadas se requiere una nueva forma de relaciones humanas, económicas y políticas. Ese proceso educativo y trasformador se va construyendo hasta encontrar el respeto por el otro como la transacción más importante en la construcción de sujeto, sea niño, mujer, o persona vulnerable. De no ser así cada día, tendremos una minga recorriendo y exigiendo respeto a un gobierno, que como el de Colombia, no da ni pinga.
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