Tres realidades

La supervivencia humana y el futuro de la Tierra está en nuestras manos. Foto Tumisu.
Por Ana Patricia Cerón Guerrero. Psicóloga. Especialista en Desarrollo Infantil.

Sxxi.net mayo 2023.

Varios factores influyen en que los seres humanos vayamos por el camino equivocado y que nos acerquemos más aceleradamente a la destrucción. Entender qué nos está afectando y actuar para corregir, resarcir y transformar nuestra actuación, nos brinda una oportunidad.

1-Vivimos una crisis de deshumanización

Poner en primer lugar la ganancia, el derroche, el poder para avasallar a costa del sufrimiento del otro, mantenerlo en la pobreza, en la inequidad, en la marginalidad, en la falta de oportunidades, tratándolo de manera indigna, sin la menor sensibilidad y empatía, privilegiando el bienestar de unos pocos cuyos recursos exceden nuestra capacidad para contar, centrando el devenir humano en la acumulación de bienes, en el consumismo, en la mentira, en la trampa, en el negocio sucio, en el “torcido”, en el saqueo, en el robo, en la negación de los derechos de nuestros congéneres, sobrepasando los límites de la ética y la moral, disfrazando lo malo de bueno para confundir y engañar, son algunas de las causas, estrategias y prácticas que viabilizan el aterrizaje de la humanidad en el punto crítico en el que está.

Pero lo más preocupante es que ese modelo por demás perverso, que viene de arriba a abajo, ha permeado la cultura y se ha naturalizado e impuesto en todo tipo de relaciones humanas, creando la atmósfera perfecta para que prolifere en todos los escenarios el adormecimiento de la conciencia y la puesta en escena de la barbarie, el desamor, la falta de compasión y solidaridad, en este juego psicológico que se nos ha impuesto como estilo de vida y razón de ser de nuestra existencia y del cual casi nadie puede escapar.

2- Desconexión Espiritual

Es así, nos hemos alejado de esa esencia espiritual que nos vincula con procesos trascendentes orientados a la construcción de proyectos de vida que aporten al bien personal y al bien común.  Divagamos y vagamos alrededor de experiencias superfluas que nada positivo enseñan, construyendo vidas vacías, alocadas, insensibles, sin sentido de servicio a los demás, presas fáciles, por tanto, de soledad, neurosis, ansiedad, depresión, suicidio, cáncer, y otras enfermedades y males que deterioran el cuerpo y el alma.

Para contrarrestar esta tragedia nos corresponde construir esa aventura profunda, maravillosa y excepcional que nos hace humanos, mirando a la otra y al otro con el corazón,  empatizando con sus necesidades emocionales y materiales, desde una mirada  bondadosa, solidaria, amorosa, compasiva, empezando por nuestro entorno cercano: familia, amigos, vecinos, compañeros; creando puentes afectivos que nos unan, que nos fortalezcan en todo sentido, y permitan desde estos nobles sentimientos, trascender la postura egoista y destructiva de sálvese quien pueda, y el no me importas, a construir una cultura del respeto y el trato con  dignidad, gozando plenamente la fiesta de dar con generosidad, en un acto de compensación oportuno, necesario y de reconciliación, sobre todo, si nuestra vida la hemos transcurrido quitando lo que pertenece a otro.

3-Destrucción de la Tierra

Insistimos en ello, a pesar de las advertencias científicas, de las pruebas de la naturaleza que anuncian la tragedia que se avecina, no tanto para las generaciones presentes, sino para las futuras, que la pasarán muy mal, si no atendemos a tiempo estos llamados urgentes de la Tierra. 

Creer que no ocurrirá la hecatombe ambiental que se pronostica, negar que estamos a un paso de perecer como especie, olvidar que nuestros hijos y nietos serán las víctimas de la economía centrada en el extractivismo, del consumismo desmesurado, de la guerra, del expansionismo de los imperios y su hambre de poder, de la contaminación de la Tierra y los alimentos, del desarrollo no regulado de la tecnología que amenaza con desplazarnos y someternos, es intentar tapar el sol con un dedo, como dice el adagio popular.  Al respecto, la sociedad civil tiene mucho que decir y hacer, pero esa respuesta y toma de posición sólo será posible construyendo conciencia transgeneracional, como decían los indígenas americanos, cuidando el planeta “para la séptima generación”, comprometiéndonos desde nuestro quehacer con la causa ambiental, que es la causa de la supervivencia humana y entendiendo que desarrollo no es sinónimo de destrucción.

A la población que habita la Tierra, aquí y ahora, le corresponde abrir la mente y el corazón; comprendiendo que estamos viviendo una coyuntura que debe guiarnos a privilegiar la vida, el amor, la supervivencia, el cuidado de los seres humanos y la Tierra, la certeza de que estamos aquí para construir un futuro que valga la pena ser vivido.

Calmar los odios irracionales, unir esfuerzos, y exigir a los gobiernos la creación y puesta en marcha de políticas orientadas a salvaguardar nuestros derechos y los del planeta, superar y proponer alternativas realizables a las tramas ideológicas, políticas y sociales que nos separan y polarizan haciendo más difícil la reconciliación, son algunas de las medidas que se deben tomar de inmediato, ahora que aún tenemos la oportunidad

Desde este medio de comunicación ciudadano y alternativo, continuamos trabajando con el fin de construir conciencia sobre la necesidad de actuar presurosa y efectivamente por las generaciones presentes y futuras. Y usted ¿qué puede hacer?

“Somos mucho más fuertes cuando nos tendemos la mano y no cuando nos atacamos, cuando celebramos nuestra diversidad y juntos derribamos los poderosos muros de la injusticia”. Cynthia McKinney.

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