Nacen en Colombia los PAS, una alternativa para superar el hambre a través del trabajo y la economía popular. Mi opinión.

Por Ana Patricia Cerón Guerrero. Psicóloga. Especialista en Desarrollo Infantil

Por Ana Patricia Cerón GuerreroPsicóloga Fundación S-XXI

En rueda de prensa, el Gobierno Nacional, en cabeza del director de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, y la subdirectora, María Fernanda Rojas, anunciaron a Colombia la creación de 150 PAS en poblaciones de alta vulnerabilidad social.

¿Qué son los PAS?

Son definidos como puntos de abastecimiento solidario para superar el hambre a través del trabajo y la economía popular.

Un poco de historia

Entre el 2002 a 2004, cuando trabajé con la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias, hoy IDIGER, al hacer las visitas constantes a invasiones ubicadas en las localidades Rafael Uribe Uribe y Usme, por presentar situaciones de riesgo, identifiqué dos factores en común: 1-En su mayoría las familias en emergencia tenían jefatura femenina, y 2-Presencia de niños en estado de desnutrición, de mirada lánguida, triste y con apariencia enfermiza.

Ciertamente no se podía esperar algo distinto, pues al entrar en las casas, hechas en tela asfáltica, latas o madera, veía mujeres prácticamente nadando en el barro, preparando agua de panela para consumir con un pan, al desayuno, almuerzo y comida, un menú muy pobre que no garantizaba una adecuada nutrición.

Pero algo pasó en el 2004

En este año, en la Administración del Alcalde Lucho Garzón, ocurrió un hecho fundamental que cambió la vida de estas familias acosadas por la pobreza: llegaron los comedores comunitarios, que por 300 pesos entregaban un almuerzo balanceado y caliente; la institucionalización de un proceso popular que la población llamaba “las ollas comunitarias”.

A partir de ahí, y en poco tiempo, el aspecto de los niños cambió ostensiblemente: las miradas se tornaron alegres, la vivacidad propia de la infancia se hizo presente, en poco tiempo el peso y la talla de los niños subió; se generaron en síntesis, mejores condiciones para el desarrollo infantil, a pesar de la difícil situación que afrontaban estas familias que huían de la violencia y habían llegado en condición de desplazamiento a refugiarse en ese territorio. Actualmente en Bogotá operan 115 comedores.

El concepto de los PAS supera a los comedores

Esta iniciativa de lucha frontal contra el hambre propuesta por el Gobierno Nacional del presidente Gustavo Petro, que beneficiará a niñas, niños, jóvenes, adultos y persona mayor, incluye nuevos elementos que se constituyen en un avance en perspectiva del desarrollo y de las oportunidades para las comunidades beneficiadas, y sientan la base de la permanencia y sostenibilidad del proyecto. Los PAS se centran en 4 pilares, según dijeron los funcionarios: módulos de plaza de mercado, espacios para restaurante comunitario, bodegas para centros de acopio y espacios de abastecimiento y distribución gratuita de bienestarina. Adicionalmente contarán con locales comerciales.

“Las 150 estructuras serán elaboradas con materiales convencionales, de construcción rápida, altos estándares de durabilidad, aplicando conceptos de diseño urbanístico, accesibilidad inclusiva e incorporarán servicios de primera necesidad, tendrán locales comerciales y contarán con la articulación de las entidades estatales para cualificar el proyecto”, señaló el director Gustavo Bolívar.

En resumen, los PAS se constituirán en fuente de trabajo, espacios de nutrición, centros de acopio y comercialización de productos a un costo justo, sin intermediarios, y con oportunidades económicas para las comunidades en condición de vulnerabilidad económica.

Ojalá este proyecto loable que pretende disminuir el flagelo del hambre, tan devastador y generador de violencia sea exitoso, y las comunidades tengan la formación empresarial, la creatividad y madurez que se requiere para sostenerlos y hacer de ellos una oportunidad para el crecimiento y avance social.

Quienes por nuestro trabajo hemos visto de cerca el hambre en los rostros de los niños, la falta de oportunidades para los jóvenes y la impotencia y pobreza de las madres, nos alegramos de que estas iniciativas surjan y sean apoyadas irrestrictamente por los gobiernos independientemente del partido o movimiento político al que pertenezcan.

Finalmente, si no nos conmueven el sufrimiento, el hambre y las carencias que enfrentan muchos hermanos colombianos hemos perdido la perspectiva trascendente de lo que vinimos a hacer a este mundo: amar y servir.