Por: Max Henríquez Daza
–Meteorólogo colombiano residente en Francia-
En entrevista exclusiva para Portal Sxxi.net, Darío Salazar habló con Max Henríquez sobre el clima inusual, el cambio climático y el agua. En la presente nota, el meteorólogo recapitula apartes de la conversación.
Desde que existimos los seres humanos hemos interactuado con la naturaleza, alterándola. Es ella la que nos da lo que necesitamos para sobrevivir, pero todo lo que hacemos modifica el clima y, a menos que desaparezcamos, seguiremos en lo mismo, inmersos en esa delgada y frágil capa de aire, llamada la homósfera, donde la concentración constante de la mayoría de sus gases constituyentes ha permitido la aparición y evolución de la vida. No hemos sido capaces como sociedades humanas de parar la deforestación y la contaminación, en un suicidio colectivo. Y es paradójico que el mayor y más rápido desarrollo lo hemos logrado consumiendo combustibles fósiles, que antes no se sabía cuan dañinos podían ser. Pero no solo el hombre es responsable del cambio climático y esta verdad es ignorada a propósito, porque la lucha ideológica atrapó también al clima, lamentablemente. El calentamiento natural por el que traviesa nuestro planeta es inevitable, pero el causado por los humanos sí, si se quiere. Con ello se evitaría la total extinción de millones de especies vivas que no sobreviven cuando se alteran muy rápido los intervalos térmicos en que habitan.
El serbio Milutin Milankovich afirmó en su teoría sobre las causas orbitales de los cambios de clima, que la Tierra pasa por períodos de intenso frío (con temperaturas medias de -20ºC o más) que se denominan glaciaciones y duran en promedio 100 mil años. Y por etapas denominadas inter-glaciaciones (entre dos glaciaciones) que son períodos de calentamiento más cortas, pero que pueden durar unos 30 mil años. Hoy estamos en una de ellas, que comenzó hace 12.500 años, faltándonos aún 17.500 años de calentamiento. Según Milankovics, la inclinación del eje de la Tierra se inclina más sobre el plano de su órbita alrededor del Sol y la Tierra se calienta, sobreviene el derretimiento acelerado de los polos, el aumento del nivel del mar y un calentamiento generalizado de las temperaturas atmosféricas.
El fenómeno orbital descrito por Milankovich se puede palpar hoy en día con lo que está sucediendo en la franja desértica del hemisferio norte. Está lloviendo en el Sahara, pero tambien en nuestro desierto de la Guajira, que se ha reverdecido, al tiempo se presenta una sequía histórica de la cuenca amazónica. Se atribuye esto a que la Zona de Confluencia Intertropical-ZCI (la banda de nubes que causa las temporadas invernales en la mayoría de Colombia) se ha desplazado más al norte de lo habitual, siguiendo esa mayor inclinación del sol. Es la primera vez que vivimos los humanos un proceso dramático como ese y esa coyuntura crítica nos obliga a actuar, porque si o sí vamos a ver derretidos los polos y el nivel del mar inundará todas las ciudades costeras.
Vea la entrevista Oleadas de calor y escasez de lluvias. Qué está pasando? – Portal Ecológico (sxxi.net)
Claro, al moverse más al norte la ZCI, el centro y sur de Colombia tienen un “veranillo de mitad de año” mucho más seco de lo habitual y las temperaturas suben y suben cada día, haciendo insoportable el calor. Y no solo nuestro país se afecta, tambien la cuenca amazónica, que por segundo año consecutivo vive una sequía histórica. Esta situación altera la temporada de huracanes, al menos, en sus primeros meses y así mismo toda la circulación de los vientos Alisios que debían haber traído la temporada invernal a los llanos y, especialmente, a la zona de los embalses que surten el agua de Bogotá. A esto se suma que la gran erupción del volcán submarino Hunga-Tonga de enero del 2022, mandó millones de litros de agua a la estratósfera, hidratándola, generando una potenciación del efecto de calentamiento, en gran parte responsable de las olas de calor de estos últimos 3 años.
Dentro del período interglacial hay unos ciclos cortos de calentamiento de unos 500 años, alternándose con períodos de enfriamientos de similar duración. El anterior período cálido fue llamado el “período cálido medieval” por el climatólogo inglés Hubert Lamb y duró desde el año 800 hasta el 1.300 de nuestra era. En esos años hubo devastadores sequías en muchas partes del mundo que contribuyeron a acabar con el imperio Maya en América Central, al igual que con la civilización del Angkor Wat en Camboya y miles de otras situaciones extremas alrededor del mundo. En Europa hubo bonanza por el clima cálido que significó un progreso significativo de las sociedades con buenas cosechas y el crecimiento de rebaños. Fue el comienzo de la Europa moderna. De 1.300 a 1.850 el clima se enfrió y ese desajuste causó un retroceso en el desarrollo a nivel mundial. Pero desde 1.850 comenzó el nuevo calentamiento, simultáneamente con el inicio de la industrialización. Van de la mano el efecto natural y el antropogénico desde entonces, faltándonos más de 300 años para que se acabe el natural. No nos salvamos del calentamiento, por más que queramos. El determinismo climático en el desarrollo humano es indudable. Hay que parar la deforestación y reducir las emisiones de toda clase de contaminación para hacer menos difíciles las etapas por venir y adaptarse a un mundo con extinción de especies y la aparición de otras, con polos derretidos y con el mar en nuestra puerta. Hay que ser conscientes del futuro que nos espera, donde ni la tecnología nos salvará del cambio climático.
Pero la Zona de Confluencia Intertropical va a bajar al centro del país desde ahora y debe causar las lluvias que no han caído y ahí La Niña debe tener su participación causando excesos y desastres; y los huracanes se volverán a formar con mayor contundencia, probablemente. Los vendavales como el registrado en Barranquilla a mediados de septiembre se irán trasladando hacia el centro del país en las próximas semanas. El fenómeno de la Niña está entreverado, pero va a dejar su huella tardía.
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