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Imagine esto: es medianoche, y el llanto de su bebé rompe el silencio. Su instinto le dice que corra a su lado, pero alguien le aconsejó que debe dejarlo llorar hasta que se duerma. Pero ¡cuidado! seguir esa recomendación podría dañar el futuro emocional de su hijo(a).
Sxxi.net Psychology le cuenta por qué atender inmediatamente el llanto de un bebé no es un capricho, sino una necesidad vital. Ignorarlo puede tener consecuencias profundas, por tanto, es hora de que padres y madres tomen conciencia: el llanto del bebé es la voz de un ser en estado de vulnerabilidad e indefensión pidiendo conexión; no es un acto de manipulación.
¿Cuál es el significado del llanto?
El llanto de un bebé no es solo ruido; es su único medio de comunicación. En los primeros meses, niñas y niños dependen completamente de sus cuidadoras(es) para regular sus emociones y satisfacer sus necesidades básicas como hambre, dolor, miedo o incomodidad.
¿Qué dice la neurociencia?
Dejar llorar al bebé sin ofrecer atención y consuelo genera un estrés intenso, eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y puede interferir en el desarrollo cerebral en áreas como el hipocampo relacionada con procesos de aprendizaje y memoria.
En el cuerpo de un bebé desatendido se puede activar la respuesta vagal dorsal del sistema nervioso autónomo generando disminución de frecuencia cardiaca, baja activación corporal, que se dispara en circunstancias altamente estresantes en las que el bebé percibe que no hay recursos para protegerse del enorme peligro que lo acecha.
Los avances realizados por la neurociencia señalan que dejarlos llorar es antinatural, va en contra de nuestro instinto. Una investigación de la Universidad de Oxford concluye que el llanto de un bebé genera una potente respuesta en el cerebro de las personas haciendo que sea imposible ignorarlo. El llanto es señal clara de que necesita la ayuda del adulto.
La falta de atención al llanto y la salud mental e intelectual
Hacer caso omiso al llanto de un bebé impacta negativamente la salud mental e intelectual, así lo demostró una investigación realizada por la Universidad de Notre Dame en la que se encontró que las personas que no solían recibir cuidados cuando eran bebés, como falta de contacto o desatención cuando lloraban, tendían a ser más reactivas al estrés y presentaban mayor dificultad para tranquilizarse en la edad adulta. En cambio, quienes recibieron esos cuidados y se atendió su llanto se convirtieron en adultos más sanos, menos depresivos, más amables, empáticos y más productivos.
Otro estudio publicado en 2017 en la revista Archives of Disease in Childhood encontró que el llanto excesivo por desatención de los padres en la infancia duplica el riesgo de problemas conductuales, hiperactividad y trastornos del estado de ánimo a los 5-6 años.
Al respecto el psicólogo alemán Erik Erickson concluyó: “Cuando las necesidades de un bebé son ignoradas se desarrolla un sentido de falta de confianza en las relaciones y en el mundo, la autoconfianza se ve menoscabada y el niño herido podría pasar el resto de su vida intentando llenar ese vacío interior”.
Ahora bien, ¿cómo incide la atención inmediata al llanto y otras necesidades del bebé?
Atender las necesidades del bebé de manera inmediata y oportuna contribuye al estado de calma del cuerpo y el cerebro infantil. Cuando un bebé se asusta y recibe el abrazo oportuno de sus padres, construye su habilidad de autoconfortarse, que no se logra estando aislado.
La teoría del apego de John Bowlby ratifica estos hallazgos haciendo énfasis en que las respuestas rápidas a las necesidades de los bebés fomentan un apego seguro que se constituyen en la base de la autoestima alta y de la construcción de relaciones saludables.

Del mismo modo, Erikson afirmó: “El primer año de vida es un periodo sensible para establecer el sentido de confianza en el mundo, el mundo de quien nos cuida y el mundo del ser propio. Cuando las necesidades de un bebé son satisfechas sin distrés, el niño aprende que el mundo es un lugar digno de confianza, que las relaciones sirven de apoyo y que el propio ser puede conseguir que sus necesidades sean satisfechas”.
En resumen
El llanto del bebé y sus necesidades deben ser atendidas de inmediato. Ellos(as) requieren muestras de afecto y comunicación constantes, recibir lactancia materna a demanda, sentirse limpios(as) y cómodos(as), ser tratados(as) con bondad, respeto y amor. Está ampliamente demostrado que estas prácticas facilitan un buen desarrollo del cuerpo y del cerebro y que estos beneficios aportados por sus cuidadores(as) favorecen un desempeño personal y social armonioso.
Cumplir con este compromiso exige la participación activa de madres y padres en la crianza; reclama el mayor amor de hombres y mujeres por sus hijos(as) y la conciencia de que debemos ser responsables por nuestros actos cumpliendo a cabalidad, con calidad y sin dilación, la tarea maravillosa de ser madres y padres: las figuras de apego más importantes en el mundo del bebé.
Finalmente recordemos: la atención inmediata no es muestra de debilidad, no maleduca, al contrario, fortalece al bebé y lo hace saludable, nos humaniza y nos ayuda a crecer como familias y como sociedad en el amor.
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