A propósito del Día de la No violencia.
Todas hemos sentido alguna vez en la vida, o toda la vida, que nos falta tiempo. Tal parece que las horas marchan de prisa imposibilitando cumplir los propósitos que nos hicimos al iniciar el día. Y así continuamos, jornada a jornada, tratando de resolver lo que dejamos pendiente, en una carrera loca por ganar algo que no logramos, naturalizando una situación anómala, que doblegó los sueños de muchas mujeres que quisieron y no pudieron ser.
¿Qué es la pobreza de tiempo?
“El tiempo no me alcanza”, “me hace falta tiempo”, dicen las mujeres que se debaten a diario en faenas domésticas como el cuidado de hijos, el apoyo a sus tareas escolares, atención a personas mayores o con discapacidad, la preparación y suministro de alimentos, compras y limpieza del hogar; sumado, en muchos casos, a extenuantes jornadas de trabajo formal o informal que exigen doble o triple jornada laboral.
La ciencia ha resumido esta realidad en un concepto denominado pobreza de tiempo que tiene que ver con la drástica reducción del tiempo libre de las personas, especialmente mujeres, que impide su desarrollo personal, educativo, recreativo, de ocio y hasta su descanso. La carencia de tiempo, que avasalla más a la mujer que al hombre, acarrea conflictos y tensiones entre las actividades relacionadas con la economía del cuidado, el trabajo fuera del hogar y otras actividades que la mujer podría adelantar, como por ejemplo, estudiar.
Las mujeres que se encuentran en esta situación, se consideran pobres de tiempo, en razón a que tienen menos de 3 horas al día para dedicarse a sí mismas y a su desarrollo personal. Los estudios muestran que las mujeres más vulnerables a padecer este tipo de pobreza tienen hijos menores de 6 años o personas con discapacidad a su cuidado. Su vulnerabilidad se acrecienta, si no cuentan con el apoyo de un hombre comprometido con la crianza de sus hijos en un acto de corresponsabilidad, o de familiares o entidades que constituyan su red de apoyo.
¿Cuánto tiempo dedican las mujeres a labores domésticas no remuneradas?
Según la Encuesta de Uso del Tiempo del Dane, las mujeres invierten el 89.5% del tiempo en tareas domésticas no remuneradas, en tanto el hombre participa en un 62%. Los resultados de la encuesta muestran la correlación directa que hay entre la pobreza de tiempo y pobreza monetaria: las razones para este desenlace son apenas obvias.
Consecuencias de la pobreza de tiempo en la vida de la mujer
1-La falta de tiempo impide el crecimiento en el área educativa y laboral remunerada de la mujer, considerándose como otra manifestación de las inequidades de género. Actualmente se propone analizar la dimensión del tiempo como una variable fundamental a tener en cuenta para superar la pobreza, sobre la base de la libertad de las mujeres para ser y hacer de acuerdo a las particularidades, sueños y deseos personales.
2-La pobreza de tiempo afecta la autonomía femenina, en especial, la autonomía económica que la convierte en una persona vulnerable a distintas formas de maltrato.
3-Esta condición de desventaja para la mujer, agudiza la brecha de desigualdad entre los géneros en relación con el tiempo dedicado al espacio doméstico y labores de cuidado que debería ser compartida en igualdad de condiciones.
4-La salud física y mental de la mujer se ve severamente perjudicada por la pobreza de tiempo.
Las manzanas del cuidado, una experiencia que reivindica el valor del tiempo de la mujer
En respuesta a esta necesidad, y con el fin de empezar a hacer justicia a la mujer cuidadora, visibilizando y reconociendo el valor de su tiempo, la Administración de la Alcaldesa de Bogotá, Claudia López, está implementando la iniciativa denominada Las manzanas del cuidado, que en un solo espacio ofrecerán a hogares de jefatura femenina, servicios de la Casa de Igualdad de Oportunidades, lavanderías, jardines infantiles, centros de atención a personas con discapacidad, áreas de alimentación, servicio de formación a cuidadoras, educación flexible a cargo de la Secretaría de Educación, cursos de emprendimiento, clases de gimnasia, entre otros servicios de cuidado. El propósito de este proyecto es reducir la feminización de la pobreza, brindar espacios de libertad para que las mujeres accedan a capacitarse y contrarrestar la crisis económica provocada por la pandemia; una apuesta interesante de esta Administración que apunta a brindar a la mujer especialmente vulnerable, oportunidades de avance.
En este esfuerzo de la Administración Distrital hace falta el compromiso irrestricto del Gobierno Nacional apoyando la iniciativa e implementándola en todo el país, ampliando la gama de ofertas y oportunidades para la mujer colombiana.
¿Qué más se puede hacer?
1-El hombre juega un papel importante en el logro del objetivo de apalancar a la mujer para que pueda crecer. En ese sentido, su participación activa, solidaria y comprometida en la crianza de hijos e hijas y actividades de cuidado es fundamental en la liberación de tiempo y acceso a oportunidades para ellas. El equilibrio en el ejercicio de estas tareas contribuye a la construcción de relaciones en equidad, en donde todos tengan oportunidad de alcanzar objetivos que les permitan mejorar sus condiciones de vida.
2-El avance en las comunicaciones posibilita que el conocimiento sobre derechos y avances en la materia, llegue más fácilmente que antes, aún a regiones apartadas; en ese sentido, urge que las mujeres se empoderen de ese saber, para que amparadas en la ley y la norma exijan su cumplimiento en el contexto privado, público y ante los gobiernos.
3-La unión hace la fuerza, y en el territorio colombiano y en el mundo, se vienen desarrollando procesos importantes de toda índole, liderados por colectivos de mujeres que están haciendo aportes valiosos en educación, salud y productividad. Sumarse a estas iniciativas o emularlas, es dar un gran paso hacia el cumplimiento efectivo de los derechos de la mujer.
4-Conocer los proyectos que ofrecen los gobiernos locales, departamentales, nacional, Ongs y entidades extranjeras en beneficio de la mujer, indagar sin miedo, adentrándose en esos caminos, participar y vincularse a estas apuestas, también acerca al objetivo de progresar en la conquista de los derechos.
Concluyendo
Las fuerzas vivas de la sociedad colombiana, los gobiernos con voluntad política y las comunidades de hombres y mujeres conscientes, deben coincidir para cerrar las brechas de inequidad que han apartado a la mujer de vivir una existencia digna, desarrollando acciones contundentes por la visibilización de su trascendental aporte social, que ha contribuido por años al sostenimiento del sistema económico y social del país, y por el cual, no ha recibido retribución.
https://www.facebook.com/AlcaldiaBogota/videos/352644439133780
Comparta
Puede interesarle