Seis sugerencias para no incurrir en esta práctica

Culpar a otros por todo es una actuación recurrente en todas las relaciones humanas. Foto Gerd Altmann.

Si usted tiene como hábito no aceptar las consecuencias de sus actuaciones y acude a incriminar a los demás, Sxxi.net Psychology, le ayuda a entender la causa, pero el cambio depende de usted. 

Por Ana Patricia Cerón Guerrero.
Psicóloga Especialista en Desarrollo Infantil

Asignar a otro u otros la responsabilidad de nuestros errores, aparte de ser un signo de falla en nuestro sistema valorativo y muestra de inmadurez, tiene que ver con la predisposición de nuestro cerebro a evaluar de manera severa la conducta de los demás y con benevolencia la conducta propia, de tal manera, que al acertar hacemos apología de nuestro logro, pero si fallamos es autoría del otro.

Entonces, la valoración sesgada a la que sometemos el hecho, crea el espejismo de que los desaciertos son producto de los defectos de otras personas, pero  nuestras equivocaciones siempre tienen una explicación que está más allá de nosotros.  Esta justificación se acoge como medida protectora para salvaguardar la autoestima y la reputación, sin embargo, a pesar de nuestra resistencia, lo que pretendemos resguardar queda irremediablemente afectado.  

 ¿Qué se debe hacer para no culpar a los demás?

1-Mirar hacia adentro cuando hay resultados no deseados

Es el camino ético para dar el primer paso hacia un cambio de actitud, evitando la insana costumbre de buscar culpables fuera, admitiendo que errar es de humanos.

2- Acudir a la sinceridad aceptando con honestidad nuestra responsabilidad en el suceso.

Lo importante es ver que todo en la vida enseña, en particular los errores; por tanto, aprender de ellos nos posibilitará crecer y darle un trato decoroso al asunto.  Esta manera  de obrar, también nos permitirá comprender a otros cuando fallan, ser sensibles al perdón,  tener mejores relaciones interpersonales,  construir confianza.

3Entender que fallar y aceptar los errores no es sinónimo de debilidad

Por el contrario, requiere entereza, integridad, consistencia actitudinal. Es imprescindible ser parte de la solución, porque así como hemos causado perjuicios debemos contribuir a la reparación, evitando cometer nuevamente los mismos errores.

4-Poner el mayor empeño en lo que hacemos

Pero si a pesar de esto fallamos, debemos recordar que los seres humanos somos susceptibles a cometer errores; aceptarlos sin duros juzgamientos, aprender de ellos, manejarlos de manera constructiva y propositiva nos fortalece, finalmente los errores son parte de la vida y enmendarlos, también.

5- Asumir responsablemente las consecuencias de un comportamiento equivocado.

Porque todo lo que hacemos tiene repercusión en nosotros y en los demás.  En ese sentido, tener en cuenta la sensibilidad humana, la afectación que podemos causar cuando culpamos a alguien sin fundamento, obliga a no incurrir en esa práctica desafortunada.

6-Seguir adelante

Poniendo especial atención a los aprendizajes que dejan estas experiencias, ejerciéndolos en todos los contextos, otorgando el primer lugar al respeto y cumplimiento pleno de los derechos humanos.

Por otra parte, si usted es culpado injustamente, evite cargar con las secuelas de los errores de los demás, estableciendo límites a quienes quieren manipularlo(a) mediante falsas acusaciones, dejando que cada uno asuma el resultado de sus acciones, escapando a la trampa de desquitarse con sus seres queridos porque ellos nada tienen que ver con la situación.

Finalmente, decir que cambiar es fácil sería poco aterrizado, pero si toma conciencia del daño que puede ocasionar, se ubica en el lugar del otro, y actúa con sabiduría, fuerza de voluntad, responsabilidad y amor por sus congéneres, todo se logra.

“Cuando culpas a los demás, renuncias a tu poder para cambiar”. Robert Anthon

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