Para ser feliz

La felicidad es un estado emocional que se construye con la práctica.. Foto Yan Kukrao
Por Ana Patricia Cerón Guerrero. Psicóloga. Especialista en Desarrollo Infantil.

Desde siempre, el ser humano ha perseguido la felicidad sin darse cuenta que la puede tener al alcance de la mano.

Desde 1938, sumando un total de 85 años, la universidad de Harvard adelantó un estudio con más de 700 participantes en edad adolescente hasta su vejez, que permitió determinar lo que más importa a las personas y lo que realmente las hace felices.

La población estudiada correspondía a estudiantes de la universidad de Harvard y otras personas que vivían en barrios pobres de Boston, a quienes se hizo un monitoreo a lo largo de sus vidas, identificando sus momentos de alegría, tristeza, su salud física, emocional y mental.  El estudio también vinculó a sus parejas e hijos.

Hallazgos

Luego de evaluar los resultados, el cuarto director del estudio, profesor Robert Wladinger, psiquiatra y maestro zen, aseguró que el mayor predictor de felicidad es la calidad de nuestras relaciones, e instó a reactivarlas y construirlas en el momento de la vida en el que nos encontremos.

La investigación demostró que la calidad de las relaciones afecta nuestro estado de salud y las funciones internas del cuerpo, evidenciándose que las personas con relaciones más cálidas se mantienen más sanas en su edad mayor.

¿Cuál es la explicación?

A partir de este estudio y de varios que arrojan los mismos resultados, se advierte que la soledad y el aislamiento producen estrés crónico, que afecta gravemente la salud.  Estos estados conducen a elevar las hormonas del estrés como el cortisol y los niveles de inflamación en el cuerpo, incidiendo en mayores desgastes y afectación de órganos, sistemas y funciones corporales, cuya consecuencia es la presencia de enfermedades coronarias, articulares, diabetes, obesidad, depresión, y otras igualmente graves que afectan a la humanidad.

Sin embargo, la posibilidad de hacer un acto catártico al compartir y hablar con personas cercanas afectivamente, como esposa(o), amigas(os), compañeras(os), que sean buenas escuchas, empáticas, confiables, hace que el estrés baje y el cuerpo recobre la estabilidad.

En otras palabras, mantener buenas relaciones permite expresar sentimientos, emociones, preocupaciones, expectativas, construye sentido de pertenencia y seguridad,  ayudando a manejar de manera más efectiva y eficiente el estrés.

Sobre el particular, el psiquiatra Wladinger asegura que al igual que el cuerpo, los seres humanos debemos mantener un fitness social, lo que significa cuidar y fortalecer nuestras relaciones, alimentarlas, hacerlas perdurables, dinamizarlas, evitando olvidarlas o marchitarlas. 

¿Cómo hacerlo?

Aquí algunas sugerencias que aporta el especialista

1-Actuar con gratitud.  Reconociendo, valorando, expresando y agradeciendo lo bueno que las personas hacen por y para nosotros, entendiendo que el otro no actúa por obligación sino por afecto, superando la actuación humana que se centra más en el error que en el acierto.  Esta actuación debe ser en doble vía.

2-Vivir con curiosidad. Independientemente del tiempo que lleve compartiendo con esa persona, intentando descubrir cosas nuevas cada día para enriquecer la relación. La atención plena contribuye a este logro.

3-Cuidar los afectos. Tiene que ver con poder hablar francamente con el otro y solicitar que cuide el amor o la amistad; pero también buscar relaciones con personas que sientan la necesidad de cuidar el afecto, sin alejarse de quien no es tan constante.

4- Activar las redes sociales para conectar con el otro. En el caso que no sea posible un encuentro personal, y programar actividades que se puedan compartir a distancia disfrutándolas, evitando ser consumidores pasivos de internet.

Del mismo modo contribuyen a la felicidad: obrar con resiliencia, evitar la procastinación, ser optimistas, hacer deporte, y aunque el dinero se necesita no es el factor fundamental para ser feliz, determina la investigación.

Al final de la vida surgen como generalidad dos grandes arrepentimientos

Señala el estudio: 1-haber dedicado mucho tiempo al trabajo, quitando tiempo a las personas que importan, y 2-pasar demasiado tiempo preocupándose por qué dirán los demás; este segundo identificado más en mujeres.

A partir de estas consideraciones, el científico nos alienta a pensar en el futuro para hacer las cosas de manera diferente, aprovechando la vida que nos quede, evitando el pensamiento derrotista de que ya es tarde, porque en todas las etapas de la vida podemos “crear nuevas y buenas conexiones afectivas”, solo debemos permitirlas y abrir los caminos para que ocurran.

Asegura que la atención que le prestamos al otro (alimentar, consentir, cuidar, proteger, escuchar, expresar afecto), es la forma más básica del amor y nos pregunta si intencionalmente seremos capaces de desviar la atención de las pantallas orientándola hacia las personas que realmente nos importan. En tal sentido, propone pensar seriamente en ese ser humano que nos importa y darle por momentos toda nuestra atención, sin incurrir en hablar con ella o él, mirando la pantalla, práctica común en nuestra época.

Finalmente, para el profesor Robert Wladinger una buena vida significa involucrarse en actividades que sean significativas para nosotros y realizarlas con personas que nos importen y a quien también le importemos.

“La terapia que más cura es la amistad y el amor”. Anónimo

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