Simulacro de aislamiento para cuidar la familia

El simulacro de aislamiento exige actuaciones de amor en familia. Foto Tallesin
La Alcaldesa de Bogotá, Claudia López y el Gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, en la presentación del Decreto de simulacro de aislamiento. Foto Prensa Alcaldía de Bogotá.
Por Patricia Cerón Psicóloga Fundación S.XXI

La mandataria de los bogotanos, Claudia López, dio a conocer nuevas medidas que incluyen un simulacro de aislamiento desde el viernes 20 hasta el lunes 23 de marzo, en el que todos debemos permanecer en casa, salvo algunas excepciones de fuerza mayor.  Esta iniciativa se adelanta para obtener datos de la dinámica de la ciudad en caso de tener que enfrentar una cuarentena, que al parecer puede darse más pronto que tarde.

No solo se trata de defendernos del coronavirus

El compromiso que debemos asumir es proteger a los miembros de la familia de todas las maneras, aún de nosotros mismos, si es que en la convivencia acogemos prácticas tales como agresiones físicas, verbales y psicológicas, de las que podamos hacerlos objeto, ya sea por la tensión que causa la pandemia mundial, a causa de las medidas de restricción de movilidad, que se toman por nuestro bien, o porque estamos acostumbrados a victimizarlos atentando contra su derecho a vivir una vida libre de violencias.  De hecho, en Bogotá, las autoridades responsables del tema han dado parte de aumento de la violencia intrafamiliar en la vigencia pasada, y temen que aumenten las cifras dada la situación actual.

 En vista de esta circunstancia, el Gobierno Distrital tiene a disposición de las mujeres la línea púrpura y el teléfono de la Secretaría de la Mujer marcando gratis desde el celular al  018000112137 o al whatsapp 3007551846, líneas atendidas  por psicólogas, enfermeras y trabajadoras sociales.

Evitar el maltrato y el estrés

Para algunas personas no es fácil manejar la angustia que genera la amenaza e incertidumbre del coronavirus, y ese estado psicológico puede inducir a condiciones de alteración y agresión hacia quienes debemos querer y respetar.  Ante esta realidad es necesario tomar conciencia de lo que nos ocurre, informarnos con fuentes serias y oficiales, tomar todas las medidas de prevención, exigiendo que los miembros de la familia las tomen, y canalizar adecuadamente las emociones que nos afectan para beneficio de toda la familia. Hacer víctimas de esa ansiedad a mujeres, niñas y niños, quienes según las estadísticas ocupan el primer lugar en ser afectados por la violencia, no va a resolver el problema que enfrentamos de luchar contra un enemigo invisible, y si puede llevar a que se originen situaciones que resquebrajen el afecto familiar y hasta terminar en procesos legales y judicialización para el maltratador.  Por otra parte, el hogar no puede continuar siendo el sitio más peligroso para mujeres, niñas y niños, bajo ninguna circunstancia.

Contrario a esto, se espera que el hogar, cuyo concepto trasciende la estructura física que nos contiene, sea un entorno protector, amoroso, respetuoso, potencializador de habilidades y talentos, que una a los miembros de la familia y los proyecte; que sea la plataforma para alcanzar objetivos individuales y conjuntos y sea el epicentro de la construcción de proyectos de vida exitosos. 

Esto implica llenarnos de amor por el otro que nos acompaña, llámese esposa, esposo, hija, hijo, compañera, compañero, abuela, abuelo, tratando de hacer de la vida una experiencia enriquecedora y solidaria, haciendo más llevadera la crisis, inventando cada día actividades que recreen, manteniendo el contacto con los seres queridos de todas las maneras posibles, negándonos al abandono, rechazando la desidia afectiva y viendo en esta dinámica que nos toca vivir una oportunidad para valorar la compañía, el abrazo, la presencia de las personas que comparten nuestra vida y que muchas veces a causa de la mala convivencia pasan para nosotros desapercibidas.

Padres, madres, hijos, abuelos y familia en general, estamos siendo sometidos a una dura prueba que significa un reto de supervivencia, en donde el amor debe primar si queremos salir fortalecidos. Niñas y niños esperan de madres y padres, especialmente, ese sentido de protección y seguridad que les brindaremos si actuamos de manera sabia, afectuosa, solidaria, respetuosa, tranquila y prudente; de nosotros depende heredarles un presente y futuro promisorio y una vida plena y feliz, como ellas y ellos merecen.

Aquí algunas ideas que pueden contribuir a mejorar las relaciones intrafamiliares durante el simulacro de aislamiento:

1- Busquen la manera de hacer ejercicio, ojalá en familia, no se necesitan grandes espacios para hacerlo. Esta práctica fortalece el cuerpo, sube las defensas, recrea y aumenta los estados de felicidad.

2-Programe juegos en familia.  El adulto pierde la capacidad lúdica que tienen los niños y puede ser una buena idea recuperarla, divertirse y aprender.

3-Vea películas y documentales propositivos, coméntelos con sus hijos, es una excelente oportunidad para enseñar valores que ayudan a formar mejores personas y a construir una sociedad más equilibrada y justa.

4-Realicen en familia tareas o trabajos que ha venido aplazando como limpiar en profundidad la casa, arreglar objetos dañados, pintar, hacer manualidades, sembrar…  La colaboración de todos permitirá avanzar más rápido en el alcance del objetivo.  También comprometer a los miembros de la familia en estos ejercicios contribuye a estrechar lazos afectivos y a mejorar la convivencia.

5-Acompañe la realización de tareas de sus hijos, por supuesto, de manera cariñosa.  El tiempo del dicho la letra con sangre entra ya pasó y ahora es el tiempo en que la letra entra con amor.

6-Organicen un almuerzo, desayuno o comida, en la que participen los miembros de la familia.  Niñas y niños pueden ayudar con tareas propias de su edad que no impliquen riesgos.  Colaborar favorece el desarrollo del sentido de solidaridad perdido en esta época.

Por último, cuidar a niñas y niños, buscando que siempre queden a cargo de personas responsables y de comprobada idoneidad, es una prioridad, en esta época en que no asisten al colegio, máxime si madres y padres se ven obligados a salir, porque los abusadores sexuales están atentos a encontrar la oportunidad de atacar a la población infantil en estado de vulnerabilidad.

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