El envío o almacenamiento de un correo electrónico produce contaminación. Los cálculos demuestran que si cada persona en el mundo eliminara 50 correos de su cuenta, el ahorro de energía equivaldría a apagar 2.700 millones de bombillas.
La prueba científica
Un estudio de la Agencia Francesa de Medio Ambiente demostró que el uso del correo electrónico está estrechamente relacionado con el consumo de energía y, por ende, con el aumento de las emisiones de gases efecto invernadero. La investigación demostró que un solo correo de 1 megabyte alcanzó a emitir 19 gramos de CO2, y si el promedio de correos y mensajes enviados cada día, ascendía para la época del estudio (2015), a 190.000 millones, se puede entender el impacto negativo que recibe el planeta, máxime ahora en tiempos de pandemia, cuando la actividad digital se multiplicó. Así las cosas, los datos del Cisco Visual Networking Index proyectaban que los 46.600 Gigabytes por segundo, producidos en 2017, ascenderán a 2022 a 150.700, cifra que, seguramente, con la crisis mundial por covid -19 estará ampliamente superada.
¿Cómo funciona el sistema?
Los correos electrónicos, videos, películas y redes sociales, son alojados en centros de datos y la información se duplica por seguridad, por si el data center sufriera alguna afectación; además, los servidores permanecen encendidos consumiendo alrededor de 40% de energía, con la consecuente emisión de gases de efecto invernadero. Además, entre más volumen de información, más servidores se necesitarán. Google, por ejemplo, tiene uno de los mayores centros de datos del mundo.
¿Qué hacer para reducir la contaminación?
Varias son las acciones a emprender
1-Eliminar los correos e información que no necesite, especialmente los más pesados, que ocupan más espacio en su cuenta y son los más contaminantes.
2-Adjuntar fotos de baja resolución y, en lo posible, comprimir los archivos.
3-Suprimir el spam.
4-Vaciar constantemente la papelera porque los correos eliminados se almacenan ahí.
No es posible aislarnos de la tecnología que gobierna las actividades del mundo actual, sin embargo, podemos ejercer prácticas amigables con el ambiente que beneficien los ecosistemas que lo habitan y nuestra vida en el Planeta. Recuerde, que del bienestar de la Tierra depende nuestra existencia.
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