Además, padres, madres, maestros, cuidadores, entidades a cargo del tema, Gobierno nacional, departamental, regional, como ciudadanía en general, han de formar un frente común de protección para prevenir, antes que atender, esta aberrante forma de violencia contra niñas, niños y adolescentes.
En las condiciones actuales derivadas de la pandemia, las distintas formas de violencia contra niñas, niños y mujeres, han aumentado de manera alarmante en Colombia, siendo la violencia sexual una de las que más se ha incrementado, con consecuencias graves para quienes reciben en su cuerpo y en su psique la huella de la brutalidad, generalmente masculina.
Definamos violencia sexual
Se considera violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, todo acto o comportamiento con significado sexual ejercido sobre ellas o ellos, utilizando la fuerza o alguna forma de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando su condición de desigualdad, indefensión, y las relaciones de poder que existen entre víctima y agresor.
La confianza, un factor de riesgo
Innumerables estudios muestran que el mayor porcentaje de actos de violencia sexual ejercido en contra de este sector poblacional, lo cometen personas cercanas a ellos, como familiares, amigos, cuidadores, vecinos, y maestros. Si conviven con el agresor o este frecuenta al niño, la violencia sexual puede ser practicada de manera continua y por años, permaneciendo usualmente en la impunidad.
Perfil del abusador
Casos execrables ocurridos en Colombia demuestran que el abusador puede ser cualquier persona, sin importar la edad, profesión, condición social, sexo, nivel educativo, estrato económico, raza, religión. Sin embargo, algunos abusadores manifiestan comportamientos que deberían ser considerados como señales de alerta.
- Prefieren relacionarse con niños y adolescentes y no con adultos.
- Se esmeran por permanecer a solas con ellos, bajo cualquier excusa.
- Dan muestras exageradas de ´cariño´ a sus víctimas como regalos o dinero, sin ninguna justificación.
- Tienen adicción a la pornografía.
- Se han visto involucrados o han sido denunciados por violencia sexual.
- Pueden ser adictos a las drogas.
¿Cómo prevenir?
- Creer en los niños cuando hablen de abuso sexual es primordial, o en caso de que declaren sentirse incómodos con alguien.
- No obligarlos a besar a quien no quieren.
- Llevar a cabo procesos de educación sexual en familia desde temprana edad, para reconocer los riesgos, orientando sobre la manera adecuada de actuar en estos casos y acciones de autocuidado como no permitir que toquen sus partes íntimas.
- Madres y padres deben construir lazos afectivos fuertes con niñas, niños y adolescentes, que les aporten confianza, seguridad y un entorno protector.
- Evitar dejarlos solos, y siempre bajo el cuidado de una persona de probada reputación moral.
- Fortalecer los vínculos emocionales entre niños, jóvenes y sus adultos significativos debido a que la sagacidad del abusador le hará aprovecharse de las crisis familiares.
- Favorecer la construcción de una buena autoestima para no ser víctimas de abuso sexual.
- En la medida de lo posible evitar el hacinamiento, y si lo hay, tomar medidas de protección.
- Enseñar a hijas e hijos, que nadie debe exigirles guardar secretos sobre cosas que se hagan o pretendan hacer con ellos, y que tampoco nadie debe impedirles, mediante amedrentamiento, hablar sobre ciertos temas con sus padres o adultos significativos.
- Conocer ampliamente a las personas, compañeros y familias que frecuentan los niños, verificando que puedan compartir con ellos sin que se encuentren en riesgo.
- No enviar niños solos a hacer mandados.
¿Qué ocurre físicamente con un niño o adolescente que ha sido abusado sexualmente?
Un niño abusado podría experimentar las siguientes consecuencias
- Tener dolor en los genitales, que incluyen el ano.
- Perder el control de esfínteres.
- Padecer de infecciones, irritación, sangrado en su área anal o vaginal.
- Presentar golpes en diversas partes del cuerpo y/o área genital.
- Sufrir de ETS (enfermedades de transmisión sexual).
¿Cómo se comporta un niño sometido a violación?
Aunque cada persona se ve afecta de manera distinta, los científicos sociales han identificado algunas actuaciones relacionadas con esta problemática a las que se debe poner especial atención y actuar de inmediato.
- Siente miedo a algunas personas.
- Es agresivo.
- Manifiesta tristeza y estados de depresión.
- Puede querer autoagredirse
- Exterioriza conductas como masturbarse, tener comportamientos eróticos con niños de su edad, o hace comentarios con énfasis sexual.
- Expresa temor por quedarse o estar a solas con alguna persona en particular, o por amenazas contra él o miembros de su familia.
- Tiene pesadillas o dificultad para dormir.
- Se ve afectado su apetito.
- Puede tener ideación suicida.
¿Qué hacer en caso de abuso sexual?
- Tratar de manera amorosa, calmada, comprensiva a la niña, niño o adolescente, generando un clima de confianza y seguridad, para que le sea posible hablar sobre la situación.
- Escuchar con atención sin culpabilizar, sin presionar, comprendiendo que ellos no son los victimarios, sino las víctimas.
- Comentar la necesidad de reportar el hecho a las autoridades competentes.
- Proteger al niño de inmediato, impidiendo el contacto con el abusador.
- Denunciar inmediatamente el hecho.
- Buscar ayuda con entidades como ICBF, a través de la línea 141; Comisarías de Familia que se encuentran en todas las localidades, Policía, Fiscalía General de la Nación, línea 122.
Derechos de niños y adolescentes víctimas de violación
- Ser tratados por los profesionales y representantes de entidades (que deben estar formados para este tipo de intervención) de manera digna, sin revictimizar.
- Deben recibir atención médica, apoyo psicológico oportuno y toma de muestras como evidencia del hecho.
- Se les debe entregar medicamentos para prevenir infecciones.
- A las niñas sometidas a violación se les entregará anticoncepción de emergencia para prevenir embarazo no deseado.
- La Ley colombiana contempla en estos casos brindar asesoría para interrumpir embarazo de manera voluntaria.
Finalmente, es necesario recomendar a padres y madres la responsabilidad que tienen en el cuidado y protección de niñas, niños y adolescentes; recordar que en Colombia la violencia sexual contra menores de edad es un delito que no prescribe y se ubica al nivel de los delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y actos de genocidio, que tampoco tienen una fecha de prescripción.
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