Primera entrega
Que hijas e hijos no sean criados por sus padres en Colombia, no es nuevo; son millones los infantes que sufren innumerables problemáticas por no contar con la presencia del papá en sus vidas.
1-Los hechos
Ante la confesión del presidente Gustavo Petro de “no haber criado a su hijo, debido a su condición de preso político, y luego a la situación de clandestinidad y persecución”, llovieron innumerables mensajes airados catalogándolo de mal padre, “una vergüenza” dijo una exdirectora del ICBF, y demás conceptos altisonantes se hicieron escuchar condenando al primer mandatario. Pero la realidad es que, en Colombia, por lo menos el 45% de hogares tienen jefatura femenina, y los hijos ni siquiera conocen a sus padres, no cuentan con ellos, no reciben apoyo económico y menos su afecto.
2-Un ejemplo más allá de nuestras fronteras
Una joven colombiana residente en Australia comentaba que alguna vez salió con su novio, nativo de ese país, a un supermercado local y ella veía que la gente tomaba los productos, hacía fila y pagaba sin que hubiese ningún control, ante lo cual, con asombro preguntó: ¿Y cómo hacen los dueños del supermercado para que no los roben? Él respondió sorprendido: “¿De qué hablas?, a nadie se le ocurriría robar” …Todos sabemos por qué la colombiana hacía esa pregunta.
3- ¿Qué tipo de presencia paterna necesitan niñas y niños?
Tomando como base el ejemplo anterior, es cierto que algunos papás, que han vivido o viven con sus hijos(as), tampoco han sido o son modelos de valores: mentira, robo, asesinato, violencia, maltrato a la mujer, deshonestidad, deslealtad, calumnia, abuso en todas sus formas, trampa, violación, consumo de drogas o de alcohol frente a ellos, promoción de la cultura de la “viveza”, han estado vinculados o están vinculados con grupos delincuenciales, con o sin corbata, y han sido o son exponentes de otras actuaciones condenables. Luego, en la cotidianidad, estas prácticas malsanas se normalizan, se naturalizan para los hijos(as), y sin filtro ético se transmiten de generación en generación. De eso no se salva casi nadie, y el que lo haga que tire la primera piedra, dijo Jesús. Realidad dolorosa que debemos revisar entendiendo el daño profundo que hace la cultura del antivalor en nuestras niñas, niños y jóvenes, que es imperioso evaluar, replantear, tomar conciencia y transformar, imitando a los padres comprometidos que han hecho un buen trabajo.
Decía un niño de jardín: “Profe, no entiendo por qué dicen que mi papi, que me ama mucho, hace cosas malas” El padre era ladrón.
4- ¿Qué es una vergüenza?
Retomando la primera parte de la reflexión, y sin pretender defender lo indefendible, una vergüenza es que tantos padres abandonen a sus hijas e hijos, y/o que sean ejemplo de antivalores, y una vergüenza es que los gobiernos, y las entidades a cargo del tema de familia, contando con grandes presupuestos para adelantar acciones incidentes, no se hayan preocupado por la implementación de políticas orientadas a resolver el problema histórico de padres abandónicos, y por contribuir a construir una cultura centrada en valores y en el ejercicio pleno de los derechos humanos. Claro, con voluntad política es posible; cuando la gente importa es alcanzable, pero cuando se priorizan otros intereses nada ve la luz.
5-La acción afirmativa de una abuela sin muchos títulos
Definitivamente la sabiduría emocional no se obtiene en las aulas, parece ser que se construye en la práctica y tiene que ver con las sensibilidades que desarrollamos al vivir experiencias con modelos bondadosos que nos enseñan a actuar de manera ética o a punta de dolor. El siguiente relato me sorprendió. Es el caso de una abuela, que no tenía formación profesional, quien después de que su hijo abandonó a su nieto, decidió hablar con él insistiendo para que asumiera voluntariamente la cuota alimentaria. Pero el hijo hizo caso omiso a su solicitud y el nieto empezó a sufrir penalidades. Entonces ella, “con dolor en el alma”, aseguró, lo denunció ante la Comisaría de Familia de su localidad, hasta lograr que se hiciera responsable de su manutención.
Este ejemplo es admirable, pues las mujeres tienden a ser celestinas, a proteger a sus hijos, así tengan la certeza de que han cometido la falta, los apoyan a sabiendas del error y los justifican. Seguramente si madres y padres conscientes de que se está cometiendo un acto de injusticia contra un niño actuaran así, no habría tanto abandono y, al menos, los hombres cumplirían con su responsabilidad material.
6- ¿Niñas y niños necesitan la figura paterna?
La ciencia dice que si, pero algunas mujeres aseguran poder criar bien a sus hijos(as) sin su papá. Lo cierto es que lo más conveniente para la hija o el hijo en términos emocionales y materiales, es que madre y padre estén presentes en su vida, comprometidos, amorosos, solidarios, responsables, hablando el mismo lenguaje, independientemente de que vivan juntos o no.
Un padre amoroso comentaba: “Después de nuestra separación, busqué el lugar más cercano a la vivienda de mi hija para estar siempre presente”
7-A veces la fortuna actúa
Sin embargo, cuando hay abandono del padre, algunos hijos(as) tienen la suerte de encontrar en la vida buenos hombres (todos no lo son), quienes de alguna manera sustituyen, pero no reemplazan, la figura paterna: llámense abuelos, tíos, padrastros, maestros, que tratan a veces sin proponérselo, de cumplir la labor del padre ausente, pero la presencia de un papá amoroso, comprometido, cuidador, compañero, sinceramente interesado en sus hijas(os) es irremplazable.
8-Qué dicen los estudios
Desde 1945 después de la segunda guerra mundial se desató una ola de delincuencia en los países comprometidos en esta feroz batalla, tanto así, que los científicos sociales se dieron a la tarea de investigar para dar una explicación a este fenómeno social y la respuesta la encontraron en la ausencia del padre, de lo cual hablaremos en la siguiente entrega. La ciencia habla y aporta datos preocupantes sobre el abandono paterno.
El Dr. Wade Horn, fundador de la National Fatherhood Initiative (NFI) afirma que hoy en día 25 millones de niños norteamericanos tienen más posibilidades de ver un padre en la televisión que en su propio hogar. Norteamérica es uno de los países que tiene más ausencia de padre; la realidad de Colombia es similar.
Fundación SXXI, 23 años trabajando en el proyecto Mejor padre mejor pais, con el fin de recuperar al padre para hijas e hijos. Informes 3194106483
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