Podemos evitar el abuso sexual

Padres y madres tienen la obligación de proteger a sus hijas(os) del abuso sexual. Foto: Ana-Bregantin

En las condiciones actuales derivadas de la pandemia, las distintas formas de violencia contra niñas, niños y adolescentes, han aumentado de manera alarmante en el país, siendo la violencia sexual una de las que más se ha incrementado, afectando de manera dramática a quienes reciben en su cuerpo y en su psique la huella de la brutalidad, generalmente masculina. Campaña de prevención Sxxi.net Psychology, por el derecho a que niñas, niños y adolescentes vivan una vida libre de violencias.

¿Cómo reconocer la violencia sexual?

Se considera violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, todo acto o comportamiento con significado sexual ejercido sobre ellas o ellos, utilizando la fuerza o alguna forma de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando su condición de desigualdad, indefensión, y las relaciones de poder que existen entre víctima y agresor.

La confianza, un factor de riesgo

Contrario a lo que se espera, innumerables estudios muestran que el mayor porcentaje de actos de violencia sexual ejercido en contra de este sector poblacional lo cometen personas cercanas como familiares, amigos, cuidadores, vecinos, maestros. Ahora bien, si conviven con el agresor o este frecuenta a la niña, niño o adolescente, la violencia sexual puede ser practicada de manera continua y por años, permaneciendo usualmente en la impunidad.

Perfil del abusador

Casos dolorosos que han ocurridos en Colombia demuestran que el abusador puede ser cualquier persona, sin importar la edad, profesión, condición social, sexo, nivel educativo, estrato económico, raza, religión.  Sin embargo, algunos abusadores manifiestan comportamientos que deberían ser considerados como señales de alerta y a los cuales se debe poner atención y acción urgente para prevenir.

Los abusadores

  • Prefieren relacionarse con niños y adolescentes y no con adultos.
  • Se esmeran por permanecer a solas con ellos(as), bajo cualquier excusa.
  • Dan muestras exageradas de ´cariño´ a sus víctimas como regalos o dinero, sin ninguna justificación.
  • Tienen adicción a la pornografía.
  • Se han visto involucrados o han sido denunciados por violencia sexual.
  • Pueden ser adictos a las drogas.

Datos reportados por el Sistema de Alertas del Distrito Capital muestran que los agresores más frecuentes son: el padre, la pareja de la madre, un tío, compañeros de colegio y maestros.

Edades de mayor riesgo de abuso sexual

Las estadísticas muestran que las edades de mayor riesgo para ser víctimas de abuso sexual se ubican para las niñas entre 6 a 11 años y los niños de 2 a 5 años. Por género, la mayoría de víctimas son mujeres (78%), y el 59% son mujeres adolescentes entre 13 a 18 años; el 20% corresponde a hombres. Esto no quiere decir que niñas y niños de otras edades no estén en riesgo, todos(as) lo están.

Estadísticas alarmantes 2023 que deben poner en alerta a la ciudadanía para actuar de inmediato

Según datos de la Policía Nacional entre enero y agosto de 2023 en Colombia se presentaron 8.295 delitos sexuales, de los cuales, 4.605 fueron perpetrados contra niñas, niños y 3.690 contra adolescentes. En la misma fecha el Instituto Nacional de Medicina Legal reportó 12.899 exámenes médicos por presunto delito sexual en esta población y el ICBF ingresó al sistema de protección la preocupante cifra de 11.135 niñas, niños y adolescentes víctimas de este delito.

¿Cómo prevenir?

  • Creer en los niños cuando hablen de abuso sexual es primordial, o en caso de que declaren sentirse incómodos con alguien evitando a toda costa que permanezcan con esa persona.
  • No obligarlos a besar a quien no quieren.
  • Llevar a cabo procesos de educación sexual en familia desde temprana edad, para reconocer los riesgos, orientando sobre la manera adecuada de actuar en estos casos y enseñando acciones de autocuidado como no permitir que toquen sus partes íntimas.
  • Madres y padres deben construir lazos afectivos fuertes con niñas, niños y adolescentes, que les aporten confianza, seguridad y un entorno protector.
  • Evitar dejarlos solos, y siempre acompañados al cuidado de personas de probada reputación moral que ofrezcan garantía de cuidado y protección.
  • Fortalecer los vínculos emocionales entre niños, jóvenes y sus adultos significativos debido a que la sagacidad del abusador le hará aprovecharse de las crisis familiares.
  • Favorecer la construcción de una buena autoestima para no ser víctimas de abuso sexual.
  • En la medida de lo posible evitar el hacinamiento, y si lo hay, tomar medidas de protección.
  • Enseñar a hijas e hijos, que nadie debe exigirles guardar secretos sobre cosas que se hagan o pretendan hacer con ellos, y que tampoco nadie debe impedirles, mediante amenazas, hablar sobre ciertos temas con sus padres o adultos significativos.
  • Conocer ampliamente a las personas, compañeros y familiares que frecuentan los niños, verificando que puedan compartir con ellos sin que se encuentren en riesgo.
  • No enviar niños solos a hacer mandados, práctica frecuente en Colombia.
  • Evitar enviar a niñas y niños a ´piyamadas´ en casas de amigos en donde no haya seguridad de las condiciones éticas y morales de los miembros de la familia. Aquí cabe el dicho: caras vemos, corazones no sabemos.
  • Educar a niñas(os), adolescentes y comunidad en general, en el respeto del cuerpo de cada uno y de los demás.

Secuelas físicas del abuso sexual

Un niño(a) abusado(a) podría experimentar las siguientes consecuencias

  • Tener dolor en los genitales, que incluyen el ano.
  • Perder el control de esfínteres.
  • Padecer de infecciones, irritación, sangrado en su área anal o vaginal.
  • Presentar golpes en diversas partes del cuerpo y/o área genital.
  • Sufrir de ETS (enfermedades de transmisión sexual).

Impacto psicológico

Aunque cada persona se ve afecta de manera distinta, se han identificado algunas actuaciones de niños(as) y adolescentes sometidos a esta execrable práctica.

  • Sienten miedo a algunas personas.
  • Son agresivos.
  • Manifiestan tristeza, aislamiento y estados de depresión.
  • Pueden querer autoagredirse
  • Exteriorizan conductas como masturbarse, tener comportamientos eróticos con niños de su edad, o hacen comentarios con énfasis sexual.
  • Expresan temor por quedarse o estar a solas con alguna persona en particular, o por amenazas contra él o miembros de su familia.
  • Tienen pesadillas o dificultad para dormir.
  • Se ve afectado su apetito.
  • Pueden tener ideación suicida.
  • Algunos portan objetos costosos como celulares de alta gama que son regalados por el agresor.

¿Qué hacer en caso de abuso sexual?

  • Tratar de manera amorosa, calmada, comprensiva a la niña, niño o adolescente, generando un clima de confianza y seguridad, para que le sea posible hablar sobre la situación.
  • Escuchar con atención sin culpabilizar, sin presionar, comprendiendo que ellos no son los victimarios, sino las víctimas.
  • Proteger al niño de inmediato, impidiendo el contacto con el abusador.
  • Denunciar inmediatamente el hecho a las autoridades competentes.
  • Buscar ayuda con entidades como ICBF, a través de la línea 141; Comisarías de Familia, Policía, Fiscalía.

Derechos de niños y adolescentes víctimas de violación

  • Tienen derecho a ser tratados por los profesionales y representantes de entidades (que deben estar formados para este tipo de intervención) de manera digna, sin revictimizar.
  • Deben recibir atención médica, apoyo psicológico oportuno y toma de muestras como evidencia del hecho.
  • Se les debe entregar medicamentos para prevenir infecciones.
  • A las niñas sometidas a violación se les entregará anticoncepción de emergencia para prevenir embarazo no deseado.
  • La Ley colombiana contempla en estos casos brindar asesoría para interrumpir embarazo de manera voluntaria.

Es bueno recordar que en Colombia la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes es un delito que no prescribe y se ubica al nivel de los delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y actos de genocidio, que tampoco tienen una fecha de prescripción. Igualmente, que cualquier persona que sospeche o conozca hechos relacionados con el abuso sexual a la población infantil o adolescente está en la obligación de denunciar al agresor.

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