Es usual que con el tiempo, las parejas pierdan algunas prácticas que eran comunes en el noviazgo y primeros años de convivencia, rescatarlas del olvido, innovar y ser creativos, es parte de continuar construyendo una sólida relación.
Ya no le importo, se quejaba una mujer, hablando sobre su esposo; no es como al principio, se lamentaba un hombre respecto a su compañera; y esto, unido a la crisis general producida por la pandemia, en todos los ámbitos de la vida, desemboca en el aumento desmesurado (200%) de violencia ejercida contra la mujer y la familia, que reduce las posibilidades de convivir en paz, agranda las diferencias entre las personas, y puede llevar a cometer actos que ameriten una intervención judicial. Ante este panorama alarmante, recordamos a nuestras lectoras y lectores que existen alternativas en el trato con el otro, que garantizan el establecimiento de relaciones saludables y experiencias de vida gratificantes.
Así lo plantea Gary Chapman, escritor y filósofo americano, quien propone ejercitarse en cinco lenguajes afectivos, en una práctica cotidiana sincera que conduzca a mejorar la relación de pareja, igualmente el nexo intrafamiliar, pero también aplica al vínculo entre amigos, compañeros de trabajo, o cualquier forma de relación. Según Chapman, el efecto positivo de estas conversaciones cariñosas, está estrechamente relacionado con saber dar y recibir, haciendo posible que el vínculo crezca, se consolide, genere felicidad y tranquilidad.
Los lenguajes del amor
1-El encanto de las bellas palabras
¿A quién no le gusta escuchar palabras cariñosas, amables, cordiales, de elogio, solidaridad, reconocimiento, valoración, que reafirmen el amor? Las palabras afectuosas acarician, endulzan la vida de las personas, las animan, sensibilizan, influyen positivamente en la autoestima, en su sensación de seguridad, de sentirse acompañado, de contar con alguien, cambian actitudes. Obviamente, las palabras que le decimos al otro deben salir del corazón, sentirlas realmente, ser creíbles, y coincidir perfectamente con el lenguaje no verbal. “Puedes acariciar a la gente con palabras”. Francis Scott Fitzgerald.
2. El contacto físico
“Hay abrazos que son magia, esos que hacen que desaparezca la tristeza y aceleran los latidos”, asegura Annie Martínez, y tiene razón, el contacto físico es la forma más directa y sensible de comunicación afectiva. Este lenguaje incluye besos, abrazos, caricias, relaciones sexuales. Por supuesto, estas expresiones de amor, deben ser compartidas en el marco del respeto, del deseo y la aceptación mutua para que beneficien el encuentro emocional y fortalezcan el amor. La ciencia ha comprobado que el contacto físico mejora la salud, vigoriza el sistema inmunológico, y ayuda a combatir enfermedades de orden físico y psicológico.
3. Servir a los demás
Este debería ser el principio rector de la vida de cada persona en el mundo, máxime cuando se trata de la relación de pareja y de la familia, en especial, en esta época colmada de compromisos por cumplir y atravesada por múltiples restricciones. Pese a ello, debemos esforzarnos por sumar al bienestar de todos y no solo velar por el nuestro.
Contribuir con las tareas domésticas y ayudar a gestionar las necesidades de la familia con buena disposición, compromiso, amor, respeto, consideración, hace que la naturaleza afectiva que hemos construido, fluya. La recompensa será tener una psique sana y estrechar nuestras relaciones afectivas. “Solo una vida vivida para los demás es una vida que vale la pena”. Albert Einstein.
4. Tiempo para compartir
Una de las cosas más añoradas por nuestra pareja, hijos y familia, es que le dediquemos tiempo, ese factor por lo general limitado y esquivo, que si lo proporcionamos con generosidad, nos permite vivir experiencias estimulantes y placenteras en las que se centra nuestra base emocional.
No obstante, a pesar de reconocer su importancia, dedicamos más tiempo a actividades sociales o laborales extensas que imposibilitan el encuentro con quienes deben ser las personas más importantes en nuestra vida. Modificar esa proporción en el tiempo entregado para ofrecerlo a la familia en cantidad y calidad, es uno de los lenguajes que más le aporta al amor, y que se concreta en la realización a plenitud de actividades lúdicas, recreativas, deportivas, artísticas, culturales, culinarias, paseos, juegos, leer juntos, planear, proyectar, soñar, conversar. Dedicar tiempo a quienes amamos es invertir en mejorar la comunicación, las relaciones familiares y los vínculos invisibles que entrelazan la existencia. “El amor es el espacio y el tiempo medido por el corazón. Marcel Proust
5-El lenguaje de los detalles
Nada mejor que ver la alegría reflejada en el rostro de las personas que reciben un obsequio, y entre menos esperado, mejor. Los detalles no exigen cumplir fecha, hora, ni valor, y quien regala, debe tener un buen conocimiento acerca de la persona a quien se le va a entregar ese presente, privilegiando sus deseos, motivaciones, gustos, necesidades. Un regalo apropiado, ofrecido con afecto, es un lenguaje que habla del interés por hacer feliz a la persona que se ama, se quiere o se aprecia. Chapman sugiere que el regalo sea una forma de mostrar amor y no una estrategia para conseguir algo.
En conclusión, los lenguajes del amor son sencillos, prácticos, contundentes, y aportan elementos fundamentales para construir una vida digna, centrada en el reconocimiento del valor de las personas que nos acompañan.
“Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo nacen de una actitud de aprecio por los demás”. Dalái LamaTenzin Gyatso.
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