Sxxi.net. La sociedad del consumo nos enseñó a desechar residuos que pueden tener un segundo uso; esa práctica derrochadora y otras igualmente dañinas, tiene al planeta en jaque.
En la naturaleza el concepto de basura no existe, nada sobra, todo tiene un propósito y una utilidad, pero los humanos inventamos y usamos una serie de productos, muchas veces innecesarios, que tiramos a la caneca de la ´basura´ sin miramientos ni consideración.
La ´basura´ la compone una mezcla de muchas cosas, que, sin ser seleccionadas, entran a llenar y a colapsar los rellenos sanitarios dispuestos para las ciudades, generando problemas sociales y de salud a las personas que viven cerca de los botaderos, contribuyendo de paso a afianzar la cultura del derroche, el despilfarro y el consumismo
¿Cuál es el problema?
Es un hecho casi inevitable que cotidianamente generemos residuos de todo tipo, pero el quid del asunto no es ese, sino la decisión de qué hacer con ellos. Esa determinación nos ubica en una postura política frente al mundo, que tiene que ver con tomar partido por el cuidado o la devastación, una decisión importantísima, que acogemos a la ligera, sin pensar que nuestras acciones pueden determinar la salvación o la muerte del planeta, y con ella, la nuestra y de las generaciones venideras.
Formas distintas de consumir
Como siempre, las influencias sociales que recibamos en nuestra formación inicial a través de la familia y la escuela, bajo la tutela de agentes socializadores que enseñan determinados derroteros, son fundamentales en nuestra vida, en tanto definen, en este caso, una relación de responsabilidad o negligencia respecto a este sistema natural maravilloso que habita la Tierra. Algunas familias y escasos proyectos educativos, se interesan por enseñar prácticas de amor y cuidado de los recursos naturales a nuestra población infantil y juvenil; otras, desconocen la ruina que ocasionan con sus conductas apáticas y desinteresadas sobre el manejo de residuos; igual ocurre con la escuela.
¿Qué hacer con los residuos? El caso de Suiza
Este país considerado uno de los más limpios del mundo, ha demostrado sorprendentemente, que, por lo menos, el 90% de los residuos tienen una segunda oportunidad, y lo poco que queda, después de hacer una rigurosa separación en la fuente, lo utilizan para producir calefacción mediante la utilización de plantas incineradoras eficientes que no contaminan el aire, ni producen residuos tóxicos. Pero la clave del éxito de esta estrategia es la implementación de políticas rigurosas orientadas a la educación de la comunidad a temprana edad, y la instauración de medidas estrictas orientadas a la separación en la fuente. En Suiza, el incumplimiento de esas normas implica fuertes sanciones económicas para los infractores (10 mil dólares de multa) y puede acarrear cárcel. Tal es el éxito del modelo suizo de reciclaje, y el nivel de especialización sobre esta práctica, que por ejemplo, una bolsa de té es separada en todos sus componentes: hilo, etiqueta, material orgánico, bolsa, grapa, y cada uno, es colocado en distintos contenedores según corresponda. El cuerpo de ´Policía de la basura´ se encarga de investigar quien incumplió la medida de reciclaje obligatoria para imponer la correspondiente sanción.
¿Cuánto alimento desperdicia la humanidad?
Según cifras aportadas por la FAO, en el mundo se desaprovechan alrededor de 1.300 millones de toneladas al año, sin embargo, irónicamente, una de cada nueve personas padece de hambre. Lamentablemente los gobiernos del mundo no han tenido la voluntad para instaurar políticas orientadas a acopiar y distribuir estos alimentos entre las personas que los necesitan, como un acto de solidaridad con quienes sufren de desnutrición o están en riesgo de morir por hambre, otra pandemia eterna que mata millones de personas. Por otra parte, las investigaciones sobre el tema concluyen que más de la mitad de los desechos que generamos son restos de comida, dato que debería promover acciones contundentes que impidieran ese desproporcionado mal gasto de recursos que otros requieren.
Y ¿cómo nos va con el plástico?
Si consideramos este material, uno de los elementos bandera del desperdicio y la contaminación, que en muchos países se utiliza para envolver casi todo, entenderemos la razón de las campañas mundiales en contra de su fabricación. Según Naciones Unidas en el Planeta se producen aproximadamente 400 millones de toneladas de plástico al año, y solo, el 9% es reciclable. El 79% de este desperdicio se encuentra en cuerpos de agua, y solo el 12% se incinera.
En definitiva, la gestión inapropiada de residuos, contamina el agua, provoca inundaciones, tapa drenajes, ocasiona enfermedades, termina con la vida de especies marinas, perjudica el desarrollo económico, influye negativamente en la calidad de vida, desangra y destruye la naturaleza.
¿Qué podemos hacer?
Teniendo en cuenta la experiencia de otros países, identifiquemos algunas opciones que los gobiernos y la ciudadanía pueden implementar con voluntad política y compromiso con el ambiente.
1-No derrochar para evitar escasez, es una máxima que debe ser aplicada en toda su extensión por la población mundial.
2-Deben implementarse políticas de Estado, encaminadas a la educación de las personas a temprana edad en relación con el ejercicio del reciclaje, y aplicar posteriormente sanciones económicas a quienes incumplan con esta tarea fundamental que se debe convertir en una obligación. De igual manera, fomentar la práctica de las 4 Rs restantes como son: rechazar, reducir, reutilizar y reparar. (Leer nota de Sxxi.net Las cinco Rs de la Ecología).
3-Implementar cátedras desde la educación inicial que propongan educación y ejecución de proyectos ambientales que, desde la escuela, beneficien y vinculen afectivamente a la población con la naturaleza en cada territorio.
4-Promover y fomentar procesos organizativos, capacitación, financiación y apoyo tecnológico a colectivos orientados a adelantar iniciativas centradas en acciones de protección ambiental en todas las áreas del conocimiento.
5-Promover el uso de tecnologías limpias optando por el uso racional del agua y la producción de objetos recuperables.
6-Fomentar la oferta de estudios técnicos, tecnológicos y profesionales centrados en el cuidado y la preservación de los recursos naturales.
7-Apoyar la producción campesina local, la entrega de tierras cultivables a la población rural que puedan trabajarlas con semillas nativas, el aporte de subsidios y el acceso a la tecnología.
8- Promover una agricultura libre de agroquímicos y el consumo de alimentos producidos localmente.
9-Incentivar y apoyar la agricultura urbana, como parte del cumplimiento de la estrategia de seguridad alimentaria.
10-Favorecer el acopio de alimentos y distribuirlos a personas de escasos recursos, cumpliendo con su derecho a la alimentación y a la eliminación del desperdicio.
Para concluir, la crisis por covid -19 que afecta al mundo, ha enseñado a buena parte de la población, que para vivir dignamente no necesitamos muchas cosas materiales, sino lo básico, y tener experiencias emocionales gratificantes, ya sea acompañados o en soledad. Entonces, ubicados en esta realidad, es fundamental entender que cada decisión de consumo determina el derrotero hacia la buena supervivencia o la desaparición: usted decide, y recuerde: la basura no existe, nosotros la fabricamos.
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